Miércoles Santo

La tarde que une los extremos cofrades

  • El viento hizo acto de presencia en una jornada que comenzó con mucho calor en la barriada Bazán.

EL calor –muchísimo calor– volvió a marcar la pauta en las primeras horas de un Miércoles Santo que nació radiante en la barriada Bazán para llevar la mejor Semana Santa isleña que se ha tenido en muchos años a su segundo tiempo.

 

Fueron momentos de botellines de agua y cirios rotos en los que el público –numerosísimo– buscó la escasa sombra que se prodigaba a esas horas para acompañar a la primera cofradía del día en su larguísimo recorrido.Hasta las dos y media de la madrugada no tenía previsto regresar la cruz de guía dorada que a esas horas empujaba presurosa al Miércoles Santo hacia sus horas decisivas. Gran Poder movía al barrio entero como hace cada tarde de Miércoles Santo: a unos, de nazarenos con sus cirios y sus hábitos morados a los que el año que viene les crecerán capas blancas; a otros, en las cuadrillas de cargadores, portando a los titulares y abriendo el compás para llegar a tiempo desde tan lejos; a muchas madres y abuelas tras los chiquillos que van en el cortejo o en la concurrida penitencia que el nazareno  de Dubé arrastra en su largo camino. A la salida iban todos. Nadie en el barrio se quedó en casa a pesar del borchorno que hacía a primeras horas de la tarde. Nadie quiso perderse este momento realmente único que regala elMiércoles Santo cuando despierta a La Isla con la primera hermandad de la tarde. El ambiente –festivo, luminoso, colorido– era de lo más cofrade mientras el cortejo se desplegaba entre los sencillos bloques de viviendas de la barriada buscando una salida hacia Carlos IIIy la Glorieta. 

 

Las primeras marchas de la tarde llegaron con la agrupación musical del Nazareno de La Algaba mientras el paso de Nuestro Padre Jesús delGran Poder serpenteaba por las calles de la Bazán sin entretenerse. Al paso –dorado, flamante, poderoso– le queda poco para terminar y culminar el ilusionante proyecto en el que la hermandad lleva ya varios años metida. Tan solo acabar con  el canasto lateral, que ayer salió ya estucado.  La cofradía, además, ha comenzado una nueva fase del bordado de la túnica morada del Señor, que está realizando José Muñoz Moreno. ¡Cómo ha cambiado esta hermandad en tan solo unos años! Aunque lo mejor, sin duda, era ver a medio millar de hermanos poner en marcha a toda una cofradía en la calle. 

 

La Virgen del Amor –el único paso de palio de una jornada que, sin embargo, es también muy mariana– mostró su mejor cara al recibir de lleno la hermosa luz de la tarde al encarar la calle Eume. Nazareno comenzó la tarde con   Hossana in excelsis mientras la cofradía empezaba a desgranar un Miércoles Santo. 

 

Entre esa imagen y la que ofrecieron los Servitas al entrar en Carrera Oficial tan solo habían pasado dos horas, aunque la Semana Santa había mudado  para revestirse con el hábito negro de la austeridad propia de las hermandades de negro. Como si fuera un péndulo, la jornada del Miércoles Santo oscila de un extremo a otro, de la gloria cofrade de una hermandad de barrio al misticismo de tinte romántico que desprende el cortejo de la Orden Seglar de los Siervos de María al envolverse en la luz de la tarde cuando enfila su camino por la calle Real tras salir de la Iglesia Mayor Parroquial. 

 

A esas horas, el tiempo –ese tiempo excelente que tan bien se ha portado durante los primeros tres días de la  semana– había empezado también a cambiar para dejar entrar a un invitado que nadie quería que estuviese esta Semana Santa: el viento de Levante, que hoy –según las previsiones– estará muy presente en la jornada más esperada, la del Jueves Santo. 

 

Se notaba ya cuando los escasos hermanos que forman el cortejo de los Servitas se deslizaban silenciosamente entre los palcos, que dieron así la bienvenida a la primera cofradía de la jornada en el centro. Se escuchaba así la campana de duelo que el muñidor hace sonar cada pocos pasos ante el SantísimoCristo de la Buena Muerte en una tarde que en tan solo unos minutos  volvería a llenarse de marchas de agrupación musical y volvería a mostrar su otra cara cofrade con la llegada de la hermandad del Gran Poder al centro, que hizo su entrada en la Carrera Oficial a las ocho de la tarde.  

 

Apenas tarda media hora en pasar la primera, los Servitas, regalando su impronta y sello personal a una Isla que ayer ofreció un aspecto menos concurrido que en anteriores jornadas cofradieras. El templete de la Virgen de los Dolores –seña de identidad de esta procesión con reminiscencias a una Semana Santa de otros tiempos– se puso en marcha tras la primera levantá que dio el escultor AlfonsoBerraquero, tan vinculado siempre a los Servitas. 

 

La noche del Miércoles Santo llegó cuando Gran Poder –la primera deldía– se encontraba todavía en plena Carrera Oficial para cambiar por completo el panorama a causa de este viento, que soplaba cada vez con más fuerza y que acabó con esa imagen de cirios encendidos que tanto ha lucido en los primeras tardes de procesiones.Poco tuvo que ver la velada con la que, tan solo 24 horas antes, se había vivido con Caridad,Prendimiento y el Huerto. 

 

Aún así, el centro de la ciudad pareció animarse un poco a la hora clave del Miércoles Santo, cuando la hermandad de penitencia delSantísimoCristo de la Vera Cruz cumplía con una de las tradiciones más cofrades, que es también una verdadera seña de identidad de la jornada que marca el ecuador de la Semana Santa: su estación de penitencia en la Iglesia Mayor Parroquial. 

La señera cofradía había salido un par de horas antes de la parroquia del Santo Cristo para afrontar su salida procesional por las calles de La Isla según su particular modo de entender la Semana Santa, tan isleño, tan austero... tan a la manera de Vera Cruz. 

 

Además, el paso de misterio del Calvario volvió a procesionar sin acompañamiento musical –la hermandad afronta la salida sin gasto alguno habida cuenta de la precaria situación económica en la que se encuentra– lo que hizo que el cortejo se desplazara completamente mudo e imperceptiblemente hasta llegar a la Carrera Oficial, pasadas ya las nueve de la noche. 

 

La cofradía protagonizó también ayer una de las novedades del Miércoles Santo, al cambiar su recorrido de vuelta eludiendo el centro más centro –la plaza delRey y la calle Las Cortes– para adentrarse por la calle Dolores al salir de Carrera Oficial y regresar por Benito Pérez Galdós y el callejón lateral de la Iglesia Mayor.

 

El paso, portado por una cuadrilla de cargadores dirigida por Carlos Peña, avanzó con suma agilidad para completar ese Miércoles Santo de contrastes que oscila entre la cara austera y gloriosa de la Semana Santa. Ambas, sin embargo, igual de cofrades.Como la propia jornada que ayer apuró La Isla y que volvió a convertirse en la antesala de las horas más intesas de la Semana Santa isleña, que arrancarán  hoy a la una y media de la tarde en la Bazán para terminar a las diez y media de la mañana del viernes con la recogida del Nazareno. 

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