NOCHE de contrastes para el Martes Santo portuense. Ayer se daban cita un año más en las calles de la ciudad dos hermandades muy distintas entre sí, la de la Misercordia y Piedad y el Dolor y Sacrificio.

La primera en salir desde el primer templo portuense, la Basílica Menor de Nuestra Señora de los Milagros Coronada, fue la que se conoce popularmente como Los Cerillitos, una hermandad fundada en 1930 y que agrupa a cerca de 700 hermanos.

Eran las siete menos cuarto de la tarde cuando se abrían las puertas del templo en la Plaza de España y tras la salida de la Cruz de Guía, se asomaba a las calles la inconfundible estampa del Cristo crucificado, el primero de los que procesionan en la Semana Santa portuense.

Como novedad el Cristo avanzaba este año a los impecables sones de la Agrupación Musical Santa María de la Blanca, de la localidad sevillana de Los Palacios, que con su característico atuendo aportó al desfile un toque diferente.

Tras el paso de misterio, y a los sones de la banda de música de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Rota, avanzaba Nuestra Señora de La Piedad bellamente ataviada y estrenando el puñal de plata que este año le han donado varios hermanos.

El paso de la Virgen portaba también un regalo de la hermandad de La Borriquita, una palma bendecida en señal de agradecimiento por la solidaridad demostrada por la Misericordia de cara a la salida procesional, el pasado Domingo de Ramos, de Nuestra Señora de la Entrega, que portó algunos enseres cedidos por Los Cerillitos tras el incendio que destruyó hace unos meses parte de sus enseres.

Acababa de pasar la Misericordia por la Carrera Oficial cuando efectuaba su salida en la Plaza de España la hermandad del Dolor y Sacrificio, con su Cristo cautivo este año vestido con una túnica de color hueso. Como ocurre cada Semana Santa, el bullicio que llena las calles estos días se iba atenuando al paso de las imágenes de una de las hermandades más sobrias de la Semana de Pasión. Y es que los titulares del Dolor y Sacrificio no va acompañados de música y avanzan solo al ritmo que marcan las horquillas y el rezo del rosario.

Las particularidades de esta hermandad, con los pasos sobre andas y la Virgen sin palio, sorprenden cada año a portuenses y visitantes, sobrecogiendo a muchos de quienes son testigos de su recorrido.

Un año más, el paso del Dolor y Sacrificio por las calles de su Barrio Alto fue uno de los momentos más especiales del recorrido, no en vano se trata de una hermandad muy ligada a este enclave tan popular y a la vez tan maltratado por los problemas sociales, donde estas imágenes llevan cada año un poco de consuelo a quienes lo necesitan.