Semana Santa

No es oro todo lo que reluce

  • La crisis ha multiplicado los esfuerzos de las cofradías gaditanas, que tienen como prioridad las acciones benéficas · Algunas han tenido que retrasar proyectos para atender a cientos de familias necesitadas

Más allá de un paso dorado, de la rica orfebrería de un farol o del exquisito bordado de un manto. Más allá de todo lo que significa la estación penitencial como culto externo de una hermandad. De las flores, los cirios, los capirotes y las bandas. Más allá de toda esa manifestación de arte existe una callada labor social en todas y cada una de las cofradías gaditanas que se ha reforzado desde que la palabra crisis se instalara en nuestro vocabulario de todos los días. Doce meses pensando en el prójimo y ayudando a las desbordadas instituciones benéficas de la ciudad. Las bolsas de caridad de las corporaciones nazarenas han multiplicado su trabajo desde hace unos tres años de tal manera que se han convertido para muchas en una prioridad. Permanecen la obligada asignación a obras sociales exigida por la Iglesia y la cuota para asuntos benéficos que va a parar al Consejo Local de Hermandades y Cofradías. Y además, la situación económica de muchas familias de la ciudad ha movilizado a los cofrades. Porque todos, desgraciadamente, tienen un familiar, un amigo, un vecino con problemas para llegar a fin de mes.

"Hay mucha demanda de ayuda y poco ingresos. En estos años hemos cuadruplicado las acciones y tenemos una bolsa de caridad compartida con Virgen de Valvanuz y las Hermanas de la Caridad", dice Manuel Garrido, hermano mayor de El Perdón. Esta hermandad paga recibos de agua luz y alquiler a vecinos de El Pópulo con problemas y la comida o bien la pagan o la donan los hermanos.

Benito Ruiz, vocal de Caridad en la hermandad de Jesús Atado a la Columna, una de las más activas en materia de beneficiencia, reconoce que han tenido que dar "un paso más" desde que llegó la crisis. Ha notado el aumento de familias necesitadas a través de las peticiones de las Hermanas de la Cruz, atendiendo a 500 familias en los últimos tiempos. Columna dona alimentos cada dos meses gracias a sus periódicas recogidas a las puertas de los supermercados, especialmente los de la firma Supercentro, y las donaciones de los propios hermanos. Reparte también directamente a los necesitados de la parroquia de San Antonio y a principios de año reunió más de 50 mantas para Virgen de Valvanuz, además de aportar más de 300 prendas de abrigo. En marzo, a pesar de suspender la recogida en los supermercados porque tocaba centrarse en la salida procesional, los hermanos han seguido trayendo comida no perecedera a la casa de hermandad. La actividad caritativa no cesa. En abril se programa la entrega a Valvanuz de productos de aseo y toallas. En el pasado diciembre, la cuadrilla de cargadores de Jesús Resucitado recogió juguetes y la hermandad hizo lo propio con tebeos y cuentos para los niños.

Ruiz destaca que "ante tanta necesidad intentamos aportar lo que podemos" y valora que en esta tan difícil situación que toca vivir percibe que la ciudadanía "se vuelca". Recuerda cómo en Navidad cuando se encontraban unos hermanos de Columna en la puerta de un supermercado les llamó desde la caja una joven que estaba pagando un carro "hasta arriba de comida". No dudó en donar íntegra la compra, lo que emocionó a los cofrades, que habitualmente reciben pequeñas aportaciones de quienes salen ya de estos establecimientos con sus bolsas. La crisis hace que esta cofradía tenga también en cuenta a sus hermanos, muchos de ellos en el paro y con dificultades para pagar las cuotas.

En Las Penas conocen el paño. No en vano ya en 2003 crearon la Bolsa de Caridad, que por entonces atendía a unas 25 familias. "La cosa se fue complicando y ahora son casi diez personas las que llevan el tema, atendiendo a más de 300 familias", explica Jesús Carmona, hermano mayor. El incremento de personas necesitadas de prestaciones básicas ha sido brutal. La cofradía rebasa al año, con creces, el 10 por ciento de su presupuesto para caridad que demanda la Iglesia. Destina a tan buenas causas entre 15.000 y 19.000 euros cada ejercicio. Todos los jueves recibe en la casa de hermandad a todas las personas que, demostrando con certificados municipales de asistencia social que se encuentran en una situación complicada, necesitan ayuda. Las Penas ha pagado prótesis dentales, gafas, material escolar, recibos de alquiler o camas, entregando además 24 toneladas de alimentos a más de 150 familias.

Para Sanidad "a nivel de junta de gobierno la caridad es una prioridad absoluta", según cuenta Fernando Díaz, vocal de Prensa. Las numerosas actividades benéficas, entre ellas veladas musicales o zambombás para recaudar fondos, frenan las inversiones en estrenos, que salen adelante con donaciones de hermanos. El ritmo en cuanto a proyectos es "lento" e incluso se facilita el pago de cuotas a los hermanos con problemas económicos.

No hay cofradía que no haya duplicado esfuerzos en acciones caritativas. El Despojado destina a obras sociales el 10 por ciento de lo que le cuesta el nuevo paso de misterio, Vera-Cruz mantiene el programa de acogida a los niños bielorrusos y Ecce-Homo recoge ropa infantil para el centro de acogida 'Inmaculada Niña'. En Sentencia, una velada carnavalesca (la colaboración entre las dos fiestas de Cádiz es patente cuando se trata de solidaridad) recauda fondos, mientras que Descendimiento aporta donativos, ropa y alimentos a las hermanas de Sor Ángela de la Cruz. Asimismo, la Fundación Dora Reyes recibe la aportación mensual del Medinaceli y Santa Cena, que recogio en Navidad más de medio millar de juguetes para Virgen de Valvanuz, gestiona la bolsa de caridad 'San Martín de Porres' para los necesitados de Santa María.

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