San Fernando

La restauración del molino de mareas del Zaporito está a punto de culminar

  • La actuación entra en su ecuador con la excavación del caño, de tres metros de profundidad, en pleno auge, a un lado y otro del molino · El interior del inmueble está terminado y solo queda el revestimiento

La pala de la máquina excavadora imprime un ritmo infernal a los camiones que, uno tras otro, van llenando sus cubetas con toneladas de lodo procedente del caño del Zaporito. Fango mezclado de basura de muchos años de acumulación. La actuación de recuperación del molino de mareas y la regeneración del entorno, que comenzó en octubre y cuenta con un año de plazo de ejecución, entra en su ecuador con importantes avances que resultan apreciables a simple vista.

El primero de ellos, la excavación de este caño artificial que durante décadas ha permanecido sepultado bajo más de tres metros de tierra. Actualmente, la adjudicataria de los trabajos se afana en un punto central justo delante del molino de mareas, pero también en la trasera. El resultado final será impactante. Un caño de unos 30 metros de ancho comunicará de un lado a otro el paso del agua por debajo de la carretera de la Ronda del Estero con el molino de mareas, atravesándolo y llegando a una piscina justo detrás.

De hecho, ya en el propio molino de mareas se aprecia uno de los arcos - actualmente cegado de tierra- por los que cruzará el agua de un lado a otro. Pero hasta el momento, mientras que en un lado se retira lodo, en el otro, el ubicado atrás, lo que se hace es terminar de delimitar la base y las paredes de esa piscina oculta durante demasiado tiempo. En eso se afanaban ayer los operarios, dejando este punto, paulatinamente, completamente diáfano.

El trabajo se encuentra mucho más avanzado en el inmueble del molino de mareas. De hecho, aunque cubierto con andamiajes, tanto el interior como el exterior se están prácticamente finalizados. La intervención en la cubierta, el tejado, tanto por fuera como por dentro ha tocado a su fin y, de hecho, pueden apreciarse las vigas de madera que coronan la parte interior de la construcción, la cual ha querido permanecer fiel a la original.

En el exterior se trabaja en los revestimientos y, de esta manera, tanto en las esquinas como ornamentando algunas de las ventanas, se están resanando los sillares de piedra ostionera originales, de tal manera que el resto irá recubierto de una capa de cal blanca, dando así contraste a todo el conjunto. Queda trabajo, eso sí, en los cimientos del edificio, en los que hay que rescatar el resto de los arcos por los que pasará el agua, además del primero. La intención es que, como cuando estaba en uso, quede un pequeño pasillo entre el edificio y el caño que permita el paso.

Pero aún queda mucho por intervenir, mucho por excavar, muchos metros que conecten todo con todo y doten el espacio de su naturaleza original. Valorado en 1,3 millones de euros, ésta se trata de una de las actuaciones medioambientales más ambiciosas de la localidad y una de las más solicitadas. Con ella, ha comentado en más de una ocasión el alcalde de la ciudad, Manuel de Bernardo, no solo se pretende la recuperación de un hito patrimonial, sino también de una de las señales de identidad de la localidad, sin dejar de lado la relevancia que tiene en el ámbito del desarrollo sostenible.

También es importante la utilización que se le dará a esta intervención una vez finalizada, su intención es recuperarla para su visita y la explicación del uso y relevancia que tuvieron en su día los molinos de mareas en la localidad, máxime cuando precisamente éste, el del Zaporito, fue centro neurálgico de varias actividades en la zona desde hace ya cerca de tres siglos. Hasta que finalmente cayó en el olvido.

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