Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

patrimonio cultural Abre la exposición de 'Los Enamorados'

Una historia de amor y muerte en el Neolítico

  • El Museo acoge desde ayer la intervención del campo de hockey

Hay afirmaciones que deben plasmarse por escrito. No hay que dejar que el aire las conduzca al olvido. Ayer, el arqueólogo responsable de la intervención en el Campo de Hockey, Eduardo Vijande, pronunció una de ellas, delante de quien tenía que hacerlo. "Si ustedes hoy van al lugar de la intervención, no verán un yacimiento, verán un partido de hockey". De fondo, en una proyección, entre otras fotografías, una del Parque de la Historia y el Mar, un proyecto que ha costado ya casi nueve millones de euros y al que aún no se le ve un futuro claro. A buen entendedor pocas palabras bastan. La cultura del envase, de las cáscaras vacías.

Unas declaraciones valientes realizadas por uno de los más firmes defensores de una intervención de una excepcionalidad refutada. Una historia de amor y muerte, la historia del enterramiento del abrazo más antiguo datado hasta la fecha en el mundo. Nada menos que seis mil años a sus espaldas. "Existe otro, en Italia, pero no ha podido extraerse la fecha con exactitud", apuntaba Vijande en la sala que se ha habilitado para mostrar públicamente a Los Enamorados, rodeado de cámaras y autoridades. La imagen, ciertamente, es impactante. Dos esqueletos, uno frente al otro, con los brazos entrecruzados. El más grande, de un hombre de entre 35 y 40 años -considerado mayor, pues la esperanza de vida se cifraba en ese límite- y enfrente, una niña, entonces una mujer, de entre 12 y 14 años, edad a la que la mayoría de ellas ya eran madres. Actualmente, aclaraba también el arqueólogo, se trabaja en las pruebas de ADN para certificar si realmente existía un parentesco o simplemente eran eso, dos enamorados que fueron enterrados juntos.

Este enterramiento, sin embargo, forma parte de uno mayor, repartido en diferentes tumbas orquestadas en torno a una principal. Al parecer, una saga familiar, un panteón. Junto a este conjunto, otros tantos, hasta llegar a conformar las tumbas de 83 individuos. Como peculiaridad, la mayor parte de ellos yacían individualmente en tumbas, "y no colectivamente, como era propio de la época", cada uno con su propio ajuar, con sus propias armas, lo cual permitía catalogar, por ejemplo, la clase social de los cuerpos. Entre los accesorios más impactantes, un colgante de ámbar, encontrado en el cuello de uno de los esqueletos.

También marca la clase social la tipología de tumbas. Así, algunos, los más humildes, eran enterrados directamente sobre el suelo. Otros, rodeados de lojas -losas de piedra- tanto horizontales como verticales, que dotan al túmulo de una mayor protección. Unas más grandes que otras, con más elementos que otros, armas o conchas, entre las que se han llegado a encontrar cañaíllas o agujas como tocado para el pelo, por citar algunas.

Vijande explicó al respecto que la importancia de este hallazgo reside además en estos detalles que permiten establecer las diferencias sociales que ya se apreciaban en el Neolítico. Una era de la Prehistoria en la que se había pasado del almacenamiento al atesoramiento y a la aparición de las clases. Pero, ¿cuál era el valor del terreno sobre el que se ha encontrado este asentamiento? Era -y es- un suelo muy fértil, apto para la agricultura y la ganadería; rico en sílice, empleado en la elaboración de armas y cercano al mar, fuente de recursos esencial.

Datos todos en los que se sigue trabajando, con pocos o casi ningún recurso económico, con la esperanza puesta en que algún día el yacimiento -los dos tercios que quedan bajo tierra, el otro se perdió como consecuencia de la construcción del campo de hockey- vuelvan a ver la luz. De momento, la única posibilidad es ir al Museo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios