Los dieciséis cañones que el pasado mes de septiembre fueron hallados en el caño de Sancti Petri, a los pies del Puente Zuazo, retomarán su esplendor originario. Del que presumieron en su etapa de mayor apogeo, cuando lucían guerrilleros e imponentes, desde la troneras del baluarte del caballero Zuazo.

La empresa de restauración Aula 3, Actuaciones integrales sobre el Patrimonio, S.L. será la encargada de devolverle la memoria a este conjunto, según se recoge en la página web de la Consejería de Obras Públicas, donde figura que Ferrocarriles de la Junta de Andalucía ha adjudicado a esta entidad la obra de mantenimiento y conservación de los cañones encontrados con motivo de las obras del tranvía de Chiclana de la Frontera a San Fernando, en el segundo tramo del Caño Zurraque.

Esta actuación comienza con el proceso de estabilización, que consiste en la desalinización y cuyo tiempo de ejecución marcarán los propios cañones. Una vez que esto ocurra, comenzarán las labores de restauración propiamente dicha.

Una iniciativa que se llevará a cabo durante los próximos meses con un importe de 138.313,70 euros, y de cuyos detalles se informará más adelante en la rueda de prensa que será convocada por las administraciones encargadas de su salvaguarda y puesta en valor.

Los cañones, que ya están a la espera de su recuperación en esta empresa situada en el polígono industrial de Fadricas, presentan entre ellos un tamaño similar, entre los 2,8 y los 3 metros de longitud. Y un peso que oscila alrededor de los 2.500 kilos, además de un calibre que ronda entre los 24 y 30 centímetros.

Ahora, en esta fase de estabilización, comenzarán a darse los primeros pasos de un estudio pormenorizado que se introducirá de lleno en el contexto en que funcionaron estas armas defensivas. Los cañones aparecieron en el marco de la obra faraónica del tranvía, una actuación que lleva asentada en la localidad isleña casi un año y medio y que ha dado muchos frutos en cuanto a hallazgos arqueológicos y descubrimientos históricos. De hecho, junto a los restos romanos de La Ardila, quizá el descubrimiento de los cañones ha sido el más llamativo por lo voluminoso y por el gran estado de conservación de los mismos. Fueron los operarios del tranvía, que en ese momento se encontraban retirando los fangos de uno de los laterales del Puente Zuazo para desplazar unas antiguas conducciones, los que encontraron el primero de ellos y, asombrados, avisaron a la responsable del control arqueológico de la obra, María Luisa Lavado.

La intervención continuó entonces bajo su supervisión y así, uno tras otro, fueron saliendo a la luz los 16 ejemplares. Una inspección que también fue realizada por parte de técnicos del Centro de Arqueología Subacuática (CAS) del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), que se trasladaron a la zona para hacer un primer análisis. Después se trasladaron a otro solar, donde fueron debidamente cubiertos con lonas, a la espera de este momento. El de su total recuperación.

¿Pero qué pasará con los cañones una vez estén recuperados? Ésta es la gran pregunta sin respuesta por el momento, pero con una propuesta municipal más que interesante. De esta manera, fue ya en una visita oficial que se preparó tan sólo un par de días después del hallazgo en la que el alcalde de la localidad, Manuel de Bernardo, lanzó el mensaje. Lo ideal, afirmó entonces, es que los cañones vuelvan a lucir esplendorosos en las proximidades de dónde estuvieron cumpliendo su función originariamente. Así, una vez se culmine la intervención del Puente Zuazo, lo ideal sería devolverlos allí, ahora ya sin tarea alguna, más que la de ser historia.