San Fernando

Lazaga ahonda en su ruina

  • La histórica finca presenta un estado alarmante que urge una rápida intervención El parón de las obras iniciadas en julio agrava su situación

La Casa Lazaga está peor de lo que se pensaba. Mucho peor. Las obras de consolidación que se pusieron en marcha en el pasado mes de junio se han paralizado porque el deficiente estado de conservación de la finca complica la intervención y multiplica su coste, según la adjudicatoria de los trabajos.

Los 340.000 euros por los que el Ayuntamiento adjudicó la obra en la pasada primavera son pura calderilla comparada con la envergadura de la intervención que verdaderamente requiere un inmueble histórico de estas carácteristicas y en semejante estado de conservación. Además, más allá de las obras de consolidación de forjados e impermeabilización de las cubiertas que se planteó el gobierno municipal durante el anterior mandato, el edificio hace años que reclama la puesta en marcha de un proyecto serio para la rehabilitación integral que aborde de manera global su recuperación y puesta a punto.

El protagonismo que esta gran casa -uno de los inmuebles más destacados del patrimonio local- ha adquirido en el último año al plantearse como sede del futuro museo de Camarón de la Isla contrasta, sin embargo, con la lamentable realidad: su dejadez y el estado de abandono que presenta y que ha llevado al edificio a una situación alarmante.

Un simple vistazo al inmueble que el Ayuntamiento adquirió hace quince años a la familia Lazaga y que desde entonces ha permanecido cerrado -ya entonces el edificio estaba mal y requería una importante inversión- pone de manifiesto su acusado declive y su incierta situación, sobre todo ahora que las obras se han paralizado y que su continuidad depende de la modificación del proyecto inicial. En la finca, de hecho, se han producido varios desprendimientos debido al deficiente estado de los forjados. Hay zonas de la parte principal de la caasa en las que la cubierta ha cedido por completo, lo que agrava exponencialmente su estado de conservación si no se soluciona con urgencia al exponerse a la intemperie. De hecho, las previsibles lluvias de otoño e invierno pueden tener un efecto todavía más devastador para el inmueble. En realidad, la dejadez que sufre la Casa Lazaga se observa prácticamente en cada rincón, donde la basura y la maleza se acumulan junto a restos de maderas o cascotes desprendidos. Hasta los remates que coronaban la fachada principal yacen desperdigados por la azotea.

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