Domingo de Ramos

Tarde de luz, a la sombra de las primeras cofradías

  • La Isla agotó ayer una jornada irrepetible en un Domingo de Ramos perfecto y multitudinario

FUE un Domingo de Ramos redondo como el sol que desde antes del mediodía lució en un cielo completamente azulado, el mejor telón de fondo que tuvo La Isla para la puesta en escena de una nueva Semana Santa.La jornada -esta vez toco que sí- tuvo la suerte de ser perfecta para convertirse en un estreno memorable, caluroso y multitudinario incluso desde las primeras horas de la mañana más esperada, en la que el ambiente que se vivía dentro de los templos presagiaba ya la gloriosa tarde que llegaría en tan solo unas horas. Y La Isla aprovechó la oportunidad. 

 

Fue un Domingo de Ramos de esos que los mejores pregoneros evocan en verso, en el que el termómetro superó los 20 grados a la salida de la Borriquita, en el que los cargadores del palio de la Estrella empezaron a pedir agua del botijo en las primeras trepás de la tarde, en el que el público más tempranero se quedó en mangas de camisa y se ajustó las gafas de sol para mirar al misterio de Cristo Rey en su Triunfal Entrada en Jerusalén mientras hacía su primer giro a los sones de la agrupación musical Isla de León. 

 

El primer momento Domingo de Ramos llegó cuando el pregonero de la Semana Santa, Antonio Campos, abrió las puertas de la capilla lasaliana a las cuatro de la tarde antes de salir corriendo hacia La Ardila para vestirse su hábito nazareno y estar con su cofradía, la de Humildad y Paciencia. La primera cruz de guía, que emprendió su camino a los sones Cristo Rey, proyectaba su sombra sobre la calle Real en medio del júbilo que caracteriza a los niños hebreos. Buena señal para una prometedora Semana Santa que echaba a rodar entre el alegre bullicio de las palmas. 

 

El segundo gran momento lo regaló el vistoso palio de la Estrella minutos después, al girarse ante los ancianos de la cercana residencia de San José, que aguardaban, como es costumbre, en el andén de la calle Real para ver la procesión. Entonaba la banda del Nazareno el Ave María durante Encarnación Coronada cuando los escoltas que acompañaban a la Virgen les regalaron las flores que portaban en sus manos desde la salida. Sin duda, un gesto digno del mejor Domingo de Ramos. Ayer, las hermandades fueron pródigas en regalar momentos verdaderamente únicos en una tarde que estuvo plagada de detalles.

 

A esas horas en las que el misterio de la Borriquita dejaba atrás Las Cortes, el barrio de La Ardila recogía el testigo de la Semana Santa para abrir las puertas de San Servando y San Germán más temprano que ningún otro Domingo de Ramos. Humildad y Paciencia abría el compás para emprender su largo recorrido hacia La Isla. En el misterio del Cristo ardileño lucía una sorpresiva novedad de última hora que había sido instalada en la noche anterior: cuatro relieves para el canasto del paso realizados por Joaquín Domínguez Vidal que representan los pasajes bíblicos del nacimiento, el bautismo, Jesús perdido en el templo y la transfiguración. Las Penas, por su parte, se revistió de Domingo de Ramos con una nueva saya realizada por el grupo de bordado de la hermandad. Junto a los nuevos candelabros del misterio de la Borriquita, obra de los talleres de los hermanos Caballero, fueron las novedades más destacadas de esta primera tarde. 

 

El Domingo de Ramos agotó su primer tiempo cuando Borriquita enfiló Tomás del Valle tras cumplir a su hora con la Carrera Oficial para perderse por unas Siete Revueltas que lucía sus mejores galas. De categoría el barrio. 

 

Columna abrió entonces las puertas de la Iglesia Mayor para revivir un momento cumbre y pletórico de la tarde con su brillante y elegante salida. En el centro, Cristo Rey dejaba ya de marcar la pauta en solitario y en la plaza Iglesia no cabía un alfiler. La puesta en escena de la más antigua de la jornada fue realmente espectacular, con sus nazarenos de capas blancas y capirotes de terciopelo desplegándose a lo largo de toda la calle Real en medio de un verdadero bullicio de gente, con los palcos al completo y la tarde a punto de caramelo. 

 

La primera levantá del misterio de Nuestro Padre Jesús Atado y Flagelado en la Columna se dedicó a la hermandad de la Soledad, por el aniversario del Cristo de la Redención. Pero hubo más gestos en una tarde irrepetible en la que el recuerdo de los hermanos fallecidos -Antonio Rosales Rincón, Antonio Lebrero Ferreiro y Jose Rodríguez Cortejosa Chiqui, el popular rufante de la agrupación musical Virgen de las Lágrimas-   acompañó a la cofradía en su estación de penitencia. No podía ser de otra forma. Otro de los grandes detalles del Domingo de Ramos se vivió en el interior de la Iglesia Mayor minutos antes de salir a la calle, cuando se encendió en el palio de la Virgen de las Lágrimas una vela votiva en memoria de los fallecidos en la tragedia aérea de los Alpes. 

 

Columna, sobre su sobrio canasto de madera, revivió además la imagen del Domingo de Ramos más clásico y señero de La Isla mientras su cuadrilla de cargadores medía los pasos y trabajaba con mimo las marchas de Lágrimas, agrupación que recordó también ayer su 25 aniversario de un modo muy especial.  

 

La jornada del Domingo de Ramos ganó -y mucho- con el adelantó horario adoptado por la cofradía ardileña, que ayer evitó el clásico parón que todos los años se vivía en los palcos de la Carrera Oficial, donde había que esperar más de una hora entre el paso de Columna y el de Humildad, circunstancia que hacía incluso que la presencia de público disminuyera. El cambio también permitió ver al Cristo de Humildad todavía a la luz de la tarde -en realidad, a las últimas horas de la tarde- mientras cruzaba la calle Real en su momento más bullicioso y multitudinario. Sin duda, un acierto que hizo que la jornada ganara en agilidad: pasaban apenas unos minutos de las nueve de la noche cuando el palio de María Santísima de las Penas dejaba atrás la Carrera Oficial con la cera encendida y las tres cofradías del día abrazaban una intensa y prometedora velada antes de regresar a sus templos. 

 

Sin duda, lo más destacado de la jornada fue la notoria presencia de público que se dio cita en la calle para disfrutar de la singular terna cofradiera y que llenó el centro de la ciudad del mejor ambiente de Semana Santa. El Domingo de Ramos volvió así a convertirse en una de las jornadas más múltitudinarias. Pero además, ayer, las tres cofradías del día supieron revestir de nuevos matices la tarde para ofrecer una nueva lectura de estas primeras horas de la Semana Santa. 

 

Lo peor, en el centro, fue la falta de luz de la calle Real que dio la cara nada más llegar la noche. La ausencia de iluminación en una hilera completa de farolas localizadas entre el colegio de La Salle y la plaza de la Iglesia despertó no pocas críticas de los ciudadanos al verse  en plena calle Real y prácticamente a oscuras.

 

Con todo, ayer, La Isla vivió un espléndido Domingo de Ramos, disfrutó de una tarde realmente espectacular que se convirtió en el mejor comienzo, en el mejor estreno para la semana más esperada. 

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