Para el movimiento vecinal -a diario testigo de primera línea en los barrios- era una cuestión de principios aportar su granito de arena contra la crisis económica e intentar paliar la precaria situación de las familias que a diario llamaban a la puerta de las sedes vecinales en busca de ayuda. No podía permanecer impasible un colectivo social tan amplio y representativo. Había que hacer algo y tender la mano para complementar el trabajo de Servicios Sociales, de Cáritas, del Pan Nuestro... Así, hace unos dos años, surgió la idea de colaborar directamente con el Banco de Alimentos. Poner en práctica la iniciativa no ha sido nada fácil, como reconoce el propio presidente de la federación de asociaciones de vecinos Isla de León, Antonio Romero. Ha costado, pero al final se ha conseguido. Hace unos días se firmó el convenio de colaboración entre la federación vecinal y el Banco de Alimentos. Y ayer, en las dependencias de la A.VV San Quintín, empezó el reparto de los primeros lotes de víveres.

En total, en la primera remesa de ayudas, el movimiento vecinal atenderá a unas 149 personas pertenecientes a 39 familias diferentes. Son casos previamente seleccionados por el Banco de Alimentos a partir de la documentación recabada por Isla de León. Se procura -explicaron ayer Antonio Romero y Ana Garrido, que será la responsable de la directiva vecinal que coordinará el reparto del Banco de Alimentos- que estos lotes de víveres sean recibidos por familias en situación de necesidad que, sin embargo, no perciben ningún otro tipo de ayudas por otra parte. De momento, se atenderá a unas cuarenta familias aunque no se descarta que la cifra se vea incrementada una vez que el proyecto despegue, con vistas al segundo reparto que se prevé llevar a cabo dentro de dos meses.

El primer lote de víveres que distribuirá la federación de asociaciones de vecinos asciende a 713 kilos. "Se trata de alimentos procedentes directamente de los fondos europeos", explicó Garrido. No obstante, desde la directiva vecinal también se pretende implicar a supermercados y empresas locales en la prestación de estas ayudas. "Necesitamos, por ejemplo, de un frigorífico para conservar en condiciones los alimentos perecederos", añadió Romero.

El local escogido finalmente para almacenar y repartir los lotes que a la federación les llegan directamente del Banco de Alimentos pertenece a la asociación de vecinos San Quintín, cuya colaboración agradeció la federación. Contaban con otras instalaciones cuando se planteó la iniciativa, un local de Esisa (la empresa municipal de suelo) que el Ayuntamiento estaba dispuesto a ceder, pero la federación carecía de recursos económicos para afrontar su adaptación, como ayer recordó su presidente. "Agradecemos la oferta que se nos hizo, pero el local estaba en bruto y no disponíamos de dinero para las obras", explicó. Así que, al final, se ha quedado el centro de reparto en la A.VV San Quintín.

La federación, lógicamente, recoge ayudas de todas las barriadas de la ciudad y asegura que, aunque las necesidades se reparten por igual en una zona y otra, destaca por número de familias atendidas toda la zona sur de La Isla.

Para el movimiento vecinal, poner en práctica esta iniciativa constituye todo un reto que pone de manifiesto la implicación social de las asociaciones de vecinos. De ahí la satisfacción que ayer mostraba la junta directiva de la federación al dar a conocer estas ayudas.