obras del tren-tranvía | un lustro de la polémica actuación en la isla

Cinco años de obras

  • No hay plazos para la puesta en marcha del tren-tranvía 60 meses después del comienzo de la actuación en la calle Real aunque los trabajos siguen en La Ardila

1 de septiembre de 2008. Tras varios días de ajetreados preparativos y unos cuantos años de vehemente polémica, arrancan las obras del tren-tranvía metropolitano en el corazón de la calle Real. La antigua travesía de la N-IV y arteria principal de San Fernando se cierra al tráfico rodado mientras máquinas y operarios se afanan en levantar la calzada. Es una auténtica puesta en escena que perdurará durante las siguientes semanas en un imponente despliegue de medios. Desde aquel día, ni la calle Real ni La Isla volverán a ser la misma. La pregonada transformación del municipio -para bien o para mal- había dado comienzo.

De aquella significativa fecha se cumplen exactamente hoy cinco años. El proyecto, inicialmente, tenía un plazo de ejecución de 18 meses (para la calle Real en sí). Sin embargo, La Isla suma ya para su desesperación 1.820 días de obras con el tren-tranvía sin que todavía se vislumbre su puesta en marcha. De hecho, todavía hoy, cinco años después de aquel comienzo, resulta osado aventurar cualquier plazo para la puesta en funcionamiento de este nuevo sistema de transporte metropolitano:¿Será a lo largo de 2014?¿O finalmente en 2015?... Ni siquiera la propia Administración andaluza, promotora de las obras, se atreve a dar fechas.

Al comprensible hartazgo de los ciudadanos con el tranvía se añaden los múltiples problemas causados por las obras a lo largo de todo este tiempo: retrasos y molestias para vecinos, comerciantes, hosteleros y pequeños empresarios, parones y sentencias judiciales que han sacado los colores a la Junta de Andalucía, malos olores de un alcantarillado mal ejecutado en algunos tramos, problemas de accesibilidad al centro que todavía no se han resuelto, losas que bailan y no paran de romperse y, en muchas ocasiones, remedios urbanos bastante chapuceros ejecutados para salir del paso con cada vez menos recursos económicos. En definitiva, un cóctel explosivo que remata un Ayuntamiento gobernado ahora por el PP que no oculta su aversión a las obras y un alcalde -José Loaiza- que en varias ocasiones ha afirmado que el tranvía fue un error colosal.

Pero frente a los que aguardan a que el tranvía caiga por su propio peso y el proyecto descarrile antes siquiera de su puesta en marcha están también los que intentan ver la botella medio llena: si la obra está comenzada y avanzada, no cabe otra opción sino terminarla y solucionar los problemas que encuentra en su camino. Que tantos reveses y complicaciones unidos a las penosas circunstancias económicas actuales rodean de dudas e incertidumbres el proyecto es innegable. Pero también que las obras -desde finales de 2011- no han vuelto a estar paradas (no significativamente, al menos), cuentan con una importante dotación presupuestaria -al contrario que otras muchas actuaciones, que se han quedado en aire a causa de la devastadora crisis- y la Junta de Andalucía hace frente a todas las críticas al mantener con decisión su apuesta por el tren-tranvía como un proyecto estratégico para la movilidad de toda la Bahía de Cádiz.

Hay un dato revelador: los presupuestos de la Consejería de Fomento para 2013 reservan 46,3 millones de euros a las obras del tranvía, lo que supone un incremento del 42,4% en relación a 2012.

Y en breve se prevé que salga también a licitación por más de tres millones de euros el contrato para el suministro e instalación de las marquesinas de las 18 paradas del tren-tranvía, un paso que inicialmente se esperaba para principios de verano pero que se ha demorado y que reviste de una especial significación al tratarse del último contrato de obras que el faraónico proyecto tiene pendiente.

En el casco urbano de La Isla hace tiempo que los trabajos del tranvía -la obra civil en sí- se dan por terminados. Hace más de un año que las obras se concentran en el nudo de La Ardila aunque en la calle Real se trabaja también en la señalización, la instalación del sistema eléctrico, la colocación de semáforos y otros trabajos de mantenimiento.

Atrás han quedado los años de grandes incomodidades para los isleños, de múltiples vallas, precarias pasarelas y grandes zanjas abiertas en el centro de San Fernando, por más que el resultado -losas rotas, deficientes terminaciones y acabados y otros desperfectos que desde el Ayuntamiento se recuerdan con insistencia- no contente a muchos ciudadanos. Existen también problemas de accesibilidad al centro y una deficiente señalización que el Consistorio tiene todavía que resolver, pero también es cierto que los isleños han ganado una amplia avenida peatonal que han aprendido a disfrutar. El multitudinario aspecto que ofrece la calle Real durante las noches de verano da buena cuenta de ello.

Además, el propio Ayuntamiento, gobernado por el PP, ha sido capaz por otro lado de superar su histórica fobia al tranvía para alcanzar un acuerdo con la Junta de Andalucía en torno a la puesta en marcha de la subestación eléctrica que se levantará en una parcela del desaparecido acuartelamiento de Janer.

Ambas administraciones compartirán recursos para beneficiarse mutuamente de una infraestructura que, por un lado, solucionará el problema energético que arrastra San Fernando desde hace bastantes años -y que frena su desarrollo- y que, por otro, garantizará el suministro eléctrico para el correcto funcionamiento del tren-tranvía metropolitano. La subestación eléctrica, de hecho, favorecerá también el desarrollo del parque empresarial que Zona Franca y Ayuntamiento tienen previsto impulsar en la desaparecida escuela de artillería de la Armada. Los planes urbanísticos, según declaraciones del regidor, se tramitarán al mismo tiempo al complementarse ambas actuaciones mutuamente.

A lo largo del último año, las obras del tren-tranvía metropolitano de la Bahía en el tramo de San Fernando se han centrado en el nudo de La Ardila, uno de los principales accesos de la ciudad y exactamente el mismo punto en el que arrancaron los trabajos con la construcción de la estructura del salto del carnero allá por 2006 (antes incluso de empezar a levantar la calle Real).

La Agencia Andaluza de Obra Pública y la Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía dan prácticamente por terminadas las obras en este punto -en las próximas semanas se espera rematar el montaje de la vía- a falta de la ejecución del enlace con la vía férrea, que precisa de la necesaria autorización de Adif para el desarollo de los trabajos. Este punto, precisamente,desató la última gran polémica en torno al tranvía en el pasado mes de junio al saberse que, a pesar de lo avanzado de las obras, sigue sin estar nada claro que el tranvía vaya a circular por la vía del tren entre Cádiz y San Fernando.

La Junta, por su parte, asegura que hay conversaciones con Adif desde el primer día en el que se empezó a estudiar la viabilidad del proyecto. Incluso hace varios años que trabaja una comisión técnica -integrada por ambas administraciones- para garantizar la puesta en marcha de la propuesta. Todo, sin embargo, cambió cuando el PP llegó al Gobierno central.

Y desde Adif y el Ministerio de Fomento se afirma que no existen trabas políticas al tranvía sino que la autorización correspondiente llegará cuando este sistema de transporte cuente con todos los parabienes: no puede autorizar su paso por la vía férrea si antes no está conveniente homologado.

Precisamente, para llevar a cabo las pruebas del tren-tranvía en San Fernando y el marco de la Bahía se ha cerrado recientemente un acuerdo con Endesa que solventará su suministro energético mientras que no se construye la subestación eléctrica de Janer. La primera unidad de las cuatro que ya están construidas está realizando las pruebas para su homologación en el tramo de vía férrea comprendida entre Irún y Victoria desde abril de 2012. Con la segunda, se empezó en la pasada primavera.

Pero este último enfrentamiento entre la Junta de Andalucía y el Gobierno central ha puesto en evidencia los puntos débiles del proyecto del tren-tranvía. La incertidumbre ha aumentado. No son pocos ya los isleños que creen que a pesar de todo el esfuerzo, a pesar de la millonaria inversión llevada a cabo, el tren-tranvía nunca logrará ponerse en marcha o, si lo hace, será además por muy poco tiempo y con un trazado mucho más reducido que el previsto inicialmente.

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