San Fernando

Siete años a cargo del legado científico de la Armada

  • El capitán de navío Fernando Belizón cede el testigo a Miguel Vallejo y hace balance de su trayectoria al frente de este centro dedicado a la ciencia

Veintiséis años, los últimos siete al frente de la dirección del centro. Es el tiempo que el capitán de navío Fernando Belizón ha permanecido destinado en el Real Instituto y Observatorio de la Armada.

Entre 1992 y 2004, ejerció como investigador en la sección de Astronomía, que junto con las de Efemérides Astronómicas, Geofísica y Hora, constituye una de las cuatro grandes especialidades integradas en la bicentenaria institución. Un destino "muy específico" dados los largos periodos de continuidad exigidos a sus oficiales para que éstos lleguen al imprescindible grado de especialización científica.

A lo largo de aquella etapa se procedió al traslado del Círculo Meridiano Automático de San Fernando a un lugar idóneo para la observación, después de doce años sufriendo procesos de automatización en el Observatorio de la Marina. El lugar escogido fue la estación astronómica argentina Dr. Carlos Ulrrico Cesco, merced a un convenio de cooperación científica entre el ROA y el OAFA (Observatorio Astronómico Félix Aguilar). Lo mismo ocurrió con un equipo idéntico al ya citado, hoy propiedad del Instituto Astrofísico de Canarias y situado en el Observatorio del Roque de los Muchachos, en la Isla de La Palma.

Experto en la automatización de equipos, esta labor exige grandes conocimientos de informática y electrónica que Belizón completó con la orientación de su tesis doctoral hacia la Mecánica Celeste, una de las ramas principales de la especialidad junto con la Astrometría, que conlleva estudios de dinámicas galácticas para calcular posiciones con la máxima precisión posible y, posteriormente, levantar catálogos estelares.

En 2006, después de un periodo de dos años como subdirector del Observatorio, Belizón fue nombrado comandante-director y, por ende, miembro nato de la Comisión Nacional de Astronomía. Optó entonces por una política continuista respecto al legado de su antecesor, el también capitán de navío Juan Carlos Coma Samartín, ya que "el trabajo aquí siempre es a medio o largo plazo".

Bajo su dirección se concluyó la automatización y robotización de un nuevo telescopio que posteriormente fue instalado, en colaboración con el Observatorio Fabra y la Universidad de Barcelona, en el Observatorio Astronómico del Montsec (Lleida). Otro gran logro de estos años consistió en la instalación de un observatorio submarino al suroeste de la isla de Alborán, zona de gran riesgo sísmico. Este equipo, ubicado a cincuenta metros de profundidad y con la posibilidad de acoger más sensores de los varios que ya incorpora, pudo materializarse gracias al apoyo fundamental de la Armada, que en el costoso proceso de instalación llegó a multiplicar la cantidad destinada por el Observatorio al material en sí mismo. A día de hoy, es el único equipo de estas características desplegado como tal en España y aportando datos en tiempo real.

El tercer gran proyecto durante el mandato, aún no materializado, es la construcción de un nuevo laboratorio de Tiempo acorde con los instrumentos de tecnología puntera en el sector con que cuenta la institución, y que actualmente se disponen en el interior de unas dependencias del siglo XIX. Estas instalaciones no cumplen los estándares mínimos de temperatura, humedad o antivibración, por lo que resultan insuficientes de cara al papel del Observatorio como patrón nacional de Tiempo y Frecuencia, único existente en España fuera de la Comunidad de Madrid. Un reto que pronto espera hacerse realidad gracias a la colaboración con la Junta de Andalucía y los Ministerios de Economía y Defensa.

Además de todos estos hitos logrados por la institución a lo largo de su última etapa, son muchas las actividades que este centro pone en práctica a lo largo del año. Ejemplo de ello es la iniciativa Café con la ciencia, que brinda la oportunidad a los alumnos de varios colegios e institutos de disfrutar de una distendida charla con los expertos en las diferentes áreas de investigación científica, o la también popular Semana de la Ciencia, actividad a nivel nacional en la que el Observatorio comenzó a colaborar hace varios años con un excelente nivel de aceptación por parte de la ciudadanía. Este evento, incluido en el programa de la Fundación Descubre, incluye cuatro observaciones astronómicas que se organizan, cada año, con la desinteresada colaboración de la Asociación Astronómica de San Fernando. "Son ellos quienes llevan el peso de la actividad. No sólo facilitan dos de los cuatro equipos empleados durante la misma, sino que también se han hecho cargo de la restauración de otros pertenecientes a la institución", especifica el ex-director. También, con la Semana de la Ciencia, se otorga la oportunidad a los ciudadanos de visitar el láser satelital en la cúpula del Observatorio, un sistema de seguimiento que, en colaboración con sus homónimos a nivel mundial, vigila que los satélites no se desvíen de su órbita, y cuya explicación, durante estas jornadas, está complementada con seguimientos reales. Este sistema difiere del destinado al seguimiento de satélites artificiales geoestacionarios -por ejemplo, los satélites de comunicaciones-, que permanecen siempre en la misma posición respecto a la tierra. La última de las actividades a realizar durante esta semana es Observando camaleones en el ROA: una visita a las decenas de parejas de esta especie en peligro de extinción que pueblan los jardines del Observatorio, en colaboración con la asociación medioambiental Murex, de San Fernando.

Un amplio abanico de actividades, retos cumplidos y muchos otros a punto de materializarse, caracterizan la etapa más reciente del Observatorio de Marina, que, bajo mando del capitán de navío Fernando Belizón, ha sabido hacer justicia a un legado acumulado durante más de doscientos cincuenta años de historia.

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