Salud y Bienestar

Una dieta para renovar nuestra energía en verano

  • Las altas temperaturas condicionan nuestra alimentación e imponen comidas más ligeras y frescas para contrarrestar el calor agobiante.

El verano es sinónimo de descanso y relajación de la actividad que suele llevarse a cabo el resto del año. Los hábitos de alimentación en esta época han de ser más correctos porque el calor y las altas temperaturas, aunque no estemos expuestos directamente a ellos, afectan al organismo. La influencia que tiene temperaturas tan notablemente cálidas como la de este verano  sobre las costumbres y hábitos de la mayoría de las personas producen un cambio en su alimentación. Con estos niveles tan extremas los potajes,  cocidos,  guisos y otros platos de cuchara  desaparecen, dejando paso a la comida fría, igual de sabrosa que la caliente, pero más refrescante. Entonces, las neveras de todos los hogares se llenan de color, tomando protagonismo dentro de ellas las frutas y las verduras frescas. Muchos médicos y dietistas están de acuerdo en que en verano, con las altas temperaturas, los andaluces mejoramos la calidad de nuestra alimentación respecto al invierno.

Esta afirmación tiene una explicación y es que, durante toda la temporada estival, el calor manda sobre la dieta, haciendo que muchas personas opten por un gazpacho bien frío o una ensalada a la hora de comer, en lugar de otros platos más pesados y con un mayor valor calórico.

En verano los cuerpos no necesitan tantas calorías como en invierno, estación en la que el frío obliga a tomar alimentos ricos en calorías para entrar en calor y mantener la temperatura corporal. Suben las temperaturas y los hábitos a la hora de comer cambian positivamente. La verdura y la fruta, que apenas se prueban durante el invierno, se convierten en los manjares más apreciados del verano. Aumenta enormemente su consumo, cosa que es aplaudible, ya que estos alimentos resultan muy beneficiosos para el organismo por aportar la hidratación que la piel y el cuerpo necesitan.

Con las altas temperaturas no apetece comer, pero es cuando más hay que cuidar la alimentación, ya que el calor produce un desgaste físico muy importante. Para ir renovando energías hay que hidratarse y nutrirse bien, así es aconsejable consumir alimentos con mucha agua, y sobre todo ligeros, fríos y ricos en hidratos y vitaminas. Igualmente,  se recomienda especialmente las ensaladas, aliños, sopas y cremas frías, pescados a la parrilla, sorbetes y helados salados y todo tipo de platos con la más variada fruta. En verano es muy importante hacer un buen desayuno, ya que es una comida que permite tomar mucha cantidad y variedad de alimentos. Así, cabrían desde la leche,  como gran fuente de vitaminas y energía e imprescindible en la dieta de cualquier persona al ser un alimento muy completo, a los cereales y frutas hasta un revuelto o huevos con jamón. Es una comida muy necesaria para coger fuerza para todo el día. Sin embargo, en el almuerzo y la cena se debe comer poca cantidad porque son las horas de más calor y es cuando más pesada se puede hacer la digestión.

En estas fechas, la comida es más fácil y rápida de preparar. Además, es aconsejable cocinar platos sencillos, ligeros y muy fríos, pues ayudan a disfrutar más del sabor y contribuyen a refrescar el cuerpo ante las altas temperaturas que estamos soportando este verano.

Son múltiples las opciones culinarias que ofrece el sur de España. Los tradicionales gazpachos y salmorejos son muy recomendables en verano porque reúnen muchos alimentos básicos. En Andalucía también se puede encontrar gran variedad de pescados, frutas y otros alimentos muy refrescantes.

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