EN LA RETINA: BENALUP SEGÚN JEROME MINTZ

El cronista de los jornaleros

  • Por primera vez ve la luz en español la obra que el antropólogo Jerome Mintz dedicó a Benalup (Cádiz) y sus gentes, paradigma del campo andaluz en los sesenta. En él, los oprimidos eran los protagonistas

En el libro que Jerome Mintz no llegó a ver publicado en español, Las coplas de carnaval y la sociedad gaditana, hay un capítulo fotográfico titulado Las caras de las ideas. Los protagonistas, los vecinos de Benalup –Josefa La Guareña, Manolo Fernández Manolín, Antonio Cruz Tariero, Luis Quetejundo y tantos otros– no sabían de su atractivo para el objetivo de Jerome Mintz (1930-1997). Sus rostros ajados por la pobreza, conjuntos de surcos curtidos al sol, sus ropajes de faena y sus gorras de jornaleros, pero sobre todo, la forma en que los benalupenses se divertían, luchaban y supervivían se convirtieron en el paradigma del mundo rural del sur de Europa que estudió este etnólogo norteamericano.

El azar sirvió de celestina entre estas gentes y Mintz, según relata Salustiano Gutiérrez, historiador y editor, junto con José González, del libro que acaba de ver la luz en español. Se publica once años después que en Inglaterra, y gracias a la fuerza de voluntad de estos dos vecinos y estudiosos del pueblo gaditano. “En 1965, Mintz estuvo en España para estudiar el sentimiento religioso de los hombres de la Guerra Civil. Estuvo por Bilbao. Cuando fue a la base de Rota a coger el barco de regreso a Estados Unidos retrasaron su salida tres días. Mintz había escuchado algo de los sucesos anarquistas del 33 y se acercó a Benalup a conocer de primera mano lo que ocurrió”, explica Gutiérrez.

Así nació Los anarquistas de Casas Viejas, un clásico en Estados Unidos y la primera publicación sobre el asunto. A la par, empezó a tomar notas a través de los testimonios orales de la forma de vida de las gentes del campo acompañado por su cámara. El resultado es este libro, seis películas y más de cinco mil fotografías de quienes Mintz consideraba que eran los verdaderos protagonistas de su historia, los oprimidos y herederos de esos anarquistas del 33, como explica Gutiérrez.

La importancia de la obra de Mintz radica precisamente en esa empatía que generó entre la clase oprimida. Según el profesor “a Benalup han venido cantidad de estudiosos. Venían una semana, hablaban con unos y con otros, escribían y se iban. Mintz no. Él se enamoró del pueblo. Se metió en las chozas y convivió con ellos y eso se nota en la naturalidad con la que posan para su cámara. En total, a través de becas que iba prorrogando pasó cerca de 20 años alternos. Y se trajo a su mujer y a sus hijos para que fueran partícipes de esa magia que consiguió tejer a su alrededor”.

Precisamente por darle protagonismo a los que, oficialmente nada tenían que decir, Mintz fue vigilado de cerca por la Guardia Civil, aunque como aclara en el libro, su miedo no era que le expulsaran del país sino causarles problemas a la gente que entrevistaba. Por ello, Jeromo, que era como conocían a Jerome en el pueblo, “se veía con ellos en el campo o en bares de otros pueblos”, sigue Salustiano. Un reflejo de esa relación entre el caciquismo y los oprimidos se encontraba precisamente en las letras del Carnaval, al que Mintz dedica varios capítulos; no sólo al de Cádiz capital sino al de otros pueblos de la zona como Trebujena. La lucha de un pueblo indefenso en los años del franquismo hizo que Mintz ahondara a través de las letras denuncia del carnaval en la naturaleza de esa generación, que analizó, retrató, filmó y narró. La memoria de esta generación está hoy plasmada en este libro.

* Las coplas de carnaval y la sociedad gaditana. Crítica, sexualidad y creatividad en Andalucía de Jerome R. Mintz ha sido editado por la Asociación Brezo y Castañuela.

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