Andalucía

Vuelven los chiringuitos a El Palmar

  • El dueño de Aborígena, el chiringuito que provocó la prohibición de estos negocios durante los dos últimos años, logra una de las cuatro licencias ofertadas · El alcalde garantiza un "control máximo"

El concurso público convocado por el Ayuntamiento de Vejer para instalar chiringuitos en la playa de El Palmar después de dos años de prohibición ha concluido con la presentación de una oferta, según confirmó el alcalde de la localidad, Antonio Verdú (PSOE). El adjudicatario es el propietario del histórico chiringuito Aborígena, cuya capacidad de convocatoria llegó a colapsar el núcleo rural a mediados de la última década. En 2007, los macrobotellones y fiestas nocturnas fuera de control en la playa provocaron la movilización de los vecinos y obligaron al Ayuntamiento a eliminar los negocios de la arena. Hasta ahora.

Según Verdú, estos "dos años de reflexión" han servido para conocer que los visitantes quieren disfrutar del servicio de los chiringuitos pero de los "chiringuitos tradicionales, de cervezas y pimientos fritos, de los de toda la vida", enfatiza el alcalde. Para "reconducir" la oferta, el pliego de condiciones del nuevo concurso es más restrictivo que antes de la prohibición: los horarios van de once de la mañana a diez de la noche, no habrá música y no se podrá realizar "publicidad engañosa" ni "vincular los negocios de hostelería a fiestas para ver el atardecer", según enumera Verdú. Además, la licencia de explotación es sólo por una temporada y el Ayuntamiento se reserva al capacidad de decretar el "cierre inmediato" de cualquier negocio en caso de incumplimiento. "No es una concesión para un pub ni una discoteca en la playa, y eso lo tenemos todos muy claro. Queremos chiringuitos tradicionales, familiares, en los que la gente pueda tomarse algo sin salir de la playa", reitera el alcalde.

La crisis económica y, sobre todo, las exigencias técnicas del Consistorio han provocado reticencias entre los inversores, en contraste con aquellos años en los que las licencia de El Palmar estuvieron entre las más anheladas de la costa andaluza. Tres de las cuatro ubicaciones ofertadas han quedado desiertas, aunque el Ayuntamiento sostiene que ahora hay otros dos empresarios interesados en instalarse en la playa esta misma campaña.

La única licencia concedida es para el propietario del mítico Aborígena. Durante la última década, con este chiringuito como gran reclamo, El Palmar llegó a convertirse en uno de los espacios más visitados de la costa gaditana por jóvenes procedentes de todo el país. La playa vejeriega era la de los atardeceres ambientados, los mojitos, la música, las fiestas, los espectáculos, la gente guapa y las largas noches: una movida alternativa a la de otros núcleos urbanos.

A mediados de la década, la playa de Vejer llegó a concentrar a más de 2.000 jóvenes por jornada, una cifra que se situaba por encima de los 4.000 en las noches de fines de semana, en un poblado que apenas alcanza los 900 vecinos. El efecto llamada fue extraordinario y el Aborígena, que surgió como una alternativa de ocio original y única, acabó muriendo de éxito.

Fiestas nocturnas y botellones multitudinarios en la playa colapsaron el núcleo rural ante la indignación de los vecinos, que en 2007 se movilizaron contra los problemas de seguridad, el consumo masivo de alcohol y drogas, la falta de aparcamiento y la suciedad acumulada en las playas cada jornada. Los propios residentes recopilaron fotografías del desmadre veraniego y las enviaron a las administraciones públicas.

Los responsables de Aborígena subrayaron la importancia de su oferta "cultural y musical para un público responsable", defendieron su cumplimiento de los horarios (hasta las diez de la noche) y se desmarcaron del macrobotellón de la playa. Pero era tarde. El verano de 2007 finalizó con un enorme despliegue policial contra el botellón en El Palmar y, en 2008, el Ayuntamiento decidió que no se instalarían chiringuitos en la playa.

El alcalde vejeriego argumenta la decisión de que vuelvan a instalarse esta campaña: "Han pasado dos años, pensamos que no se puede castigar a la ciudadanía porque alguien haya hecho mal las cosas. Lo que sí garantizamos es que no se repetirán las situaciones que vivimos. No podemos prohibir a nadie que se presente a un concurso público, pero sí garantizamos que la nueva normativa es anti-Aborígena", recalca Verdú.

Al margen de la vocación de servicio a los visitantes, la instalación de chiringuitos tiene un fin económico: cada uno reportará al Consistorio unos ingresos de alrededor de 12.500 euros.

La decisión del equipo de Gobierno ha provocado la reacción de los colectivos vecinales, que el mes pasado remitieron una carta al Ayuntamiento en la que rechazaban el retorno de los negocios en la playa por los altercados sufridos antes de su prohibición y porque, según los comerciantes, la oferta de hostelería del marítimo es suficiente y presta servicio todo el año.

En los últimos días, los vecinos también han trasladado sus quejas por el traslado del botellón prohibido en el paseo marítimo de Conil a las macrodiscotecas situadas en la costa de Vejer.

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