Juicio por la operación ruedas Tercera sesión de la vista oral

"Ya verás, vamos a hacer buenos negocios y te vas a jubilar bien"

  • El guardia civil infiltrado durante casi cuatro meses en la red de narcos relata su encuentro con el agente del SVA y lo que éste le dijo para "romper el hielo"

El guardia civil infiltrado en la red de narcotraficantes que introducía camiones con hachís por el puerto de Cádiz contradijo ayer en la Audiencia la versión autoexculpatoria del agente del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) procesado, lo ubicó en la organización y contó que una noche, en un club, tras una cena con varios acusados en la que estaba el agente, pero en la que éste no se había identificado ante él como tal, el funcionario del SVA lo abordó y le dijo: "¿Rompemos el hielo? Tú sabes quién soy yo y yo sé quién eres tú. Esta es buena gente. Verás cómo vamos a hacer buenos negocios y te vas a jubilar bien".

El testigo, que declaró oculto de los acusados tras una mampara, relató su intervención en la investigación que ha llevado al banquillo a 13 procesados detenidos en 2002 durante la Operación Ruedas, entre ellos un agente del SVA y dos policías nacionales. El funcionario del SVA aseguró anteayer que él estaba investigando y buscó, a través de los dos policías, a un guardia del puerto de Cádiz que le informase sobre las matrículas de los camiones que entraban en barco por el muelle. Un confidente iba a decirle a él qué camiones cargaban hachís; al saber cuándo pasaban por el puerto, los interceptaría después y así él obtendría un plus en su salario y el confidente un premio en metálico que repartiría con el guardia civil que proporcionaba la información sobre las matrículas. Los dos policías nacionales procesados negaron anteayer, por su parte, que hubiesen ido a proponerle algo ilícito al guardia.

Todo eso es incierto, afirmó ayer el guardia civil, quien contó que los dos policías acusados acudieron a verlo, efectivamente, a principios de noviembre de 2001. Fueron a buscarlo a su oficina en el muelle de Cádiz. Pero, contó, lo que le propusieron era que facilitase, a cambio de dinero, el paso de camiones con hachís.

El guardia explicó que los policías lo pusieron en contacto con el procesado B.B., con quien concretó el plan y ante quien fingió que aceptaba el soborno y facilitar el paso de los camiones. Él se convirtió así en un agente encubierto, dijo, tras informar de lo que sucedía a su capitán y poner la Guardia Civil en marcha una investigación que incluyó pincharle su teléfono móvil.

Hasta febrero de 2002, cuando fueron interceptados dos camiones con hachís que entraron por el puerto de Cádiz, el guardia civil fue recibiendo pagos por su colaboración. En total, 38 millones de pesetas. El guardia reveló, a preguntas de un abogado, que tenía dos móviles durante la operación: uno pinchado y otro no. También dijo, aunque luego matizó que no se acordaba bien, que el primer pago, de tres millones, lo recibió un mes antes de lo que consta en el escrito de acusación.

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