Provincia de Cádiz

"La prostituta tiene que dejar de ser la mujer mala de la sociedad"

  • Unas 1.100 mujeres ejercen el oficio en Cádiz, sobre todo inmigrantes con deudas y familia a su cargo. Derechos Humanos apuesta por dignificar sus condiciones de vida

"La prostituta tiene que dejar de ser vista como la mujer mala de la sociedad. Detrás hay una mujer digna, de respeto, y con los mismos derechos que ahora tienen pisoteados". Inmaculada Gala, responsable del proyecto que la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) lleva a cabo con las mujeres que ejercen este oficio no reconocido en la Bahía, lo tiene claro. Por eso han elaborado un informe que reflexiona sobre la situación de estas mujeres y apuestan por dignificar sus condiciones de vida y por una legalización de su empleo, "aunque no sea un empleo cualquiera".

De partida, y aunque no se pueda hablar con rigurosidad de cifras, la Bahía, que concentra una mayor actividad en El Puerto, no tiene un número elevado de prostitutas, al contrario que otras zonas como Algeciras. APDHA habla de 115 locales de alterne en la provincia que, a una media de 10 mujeres por club, arrojan la cifra de 1.150 mujeres dedicadas a la prostitución (Algeciras se contabiliza a parte, con 92 clubes). Luego estaría la calle, y los pisos.

Desde 2006, la asociación ha atendido a 280 mujeres, tres transexuales y cinco hombres. La mayoría son inmigrantes, en situación irregular, solteras o separadas y de 18 a 30 años y que se dedican a la prostitución como "única manera fácil y rápida de salvar las deudas contraídas en el proceso de salida de su país y de mantener a los familiares que tienen a su cargo, en España y en su tierra".

Para APDHA, el principal problema de estas mujeres es la Ley de Extranjería, que liga la estancia legal en España a tener un permiso de trabajo y un empleo, que ejerciendo la prostitución no se puede conseguir. "Es la pescadilla que se muerde la cola: no se tiene un contrato, no se puede optar a la reagrupación familiar, no se puede justificar el arraigo y es más difícil acceder a una vivienda", constata la responsable del proyecto en la Bahía, que ha desarrollado el trabajo de campo junto a otras compañeras de la asociación como Marisol Gómez durante los últimos años.

Esto, unido al estigma que acompaña a las prostitutas "que les aísla de la sociedad y le supone la pérdida absoluta de su labor social", hace necesario "un conjunto de medidas verdaderamente encaminadas al cumplimiento de sus derechos, con responsabilidad, quizás más de las administraciones locales", incidió Gómez.

Pero APDHA deja patente su apoyo a la libertad de las mujeres que sí son obligadas a prostituirse, y que, al contrario del mito, no son la mayoría. "Sí vienen engañadas, pero no tienen a nadie detrás que las fuercen", aseguran. Ninguna de las mujeres atendidas en la Bahía ha denunciado trata o tráfico.

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