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Provincia de Cádiz

"Fueron minutos de sufrimiento indecible, Laura supo que moriría"

  • La autopsia permite conocer con cierta exactitud cuál fue la secuencia de los hechos en el doble crimen de Ubrique

Los once miembros del jurado del juicio contra Juan Márquez, acusado de matar salvajemente a sus dos hijos hace dos años en Ubrique, no olvidarán fácilmente la mañana de ayer. La minuciosa descripción de la autopsia, con imágenes incluidas exhibidas en un gran televisor, les horrorizó. Al gunos de ellos no pudieron evitar el llanto ante la visión de tan atroces heridas. Incluso las tres acusaciones y la defensa, especialmente el abogado defensor, no ocultaron el espanto que les producía el resultado de esos no más de diez minutos de violencia extrema que acabaron con la vida de los dos chicos. Sólo el acusado parecía observar con indiferencia la pantalla, alternando sus miradas entre el televisor donde se proyectaban las imágenes de sus hijos acuchillados y la navaja con la que el forense explicaba al jurado las diferentes trayectorias de las puñaladas.

Las conclusiones forenses convierten en absurda la versión del acusado, que incluye dos mentiras sencillas de desmontar y que hacen complicado sostener el adverbio 'presuntamente': ni hubo dos cuchillos (las heridas de una y otra víctima pertenecen al mismo cuchillo de matanza propiedad del acusado), ni su hijo Juan Pablo pudo cerrar el pestillo de la casa por dentro porque murió de manera fulminante.

De hecho, siendo igual de crueles ambas muertes, fueron dos muertes diferentes. "Laura tuvo que ver a su hermano muerto en el pasillo y sabía que iba a morir. Fueron minutos de sufrimiento indecible", afirmó el forense.

Laura fue la primera en ser atacada. El autor lo hizo en la habitación de Laura, con una cuchillada, la más grave, asestada de arriba a abajo, en el cuello. Grave pero no mortal. A partir de ahí Laura se defiende con las manos. El resultado es que la mano derecha quedó "absolutamente destrozada, disfuncional. Si Laura hubiera sobrevivido jamás habría podido volver a utilizarla". A partir de ahí se suceden múltiples cuchilladas hasta alcanzar 26. De ellas, once son inciso cortantes, es decir, el atacante supera las defensas de la víctima y penetra con el cuchillo en el cuerpo de Laura. Por dos veces consigue heridas llamadas de "cola de pescado". Consiste en que el atacante acuchilla, tira atrás del cuchillo y, antes de que haya salido la hoja, emprende otra trayectoria. El resultado de esa saña son heridas muy grandes. Pero tampoco fueron mortales. Laura murió en el rellano desangrada, asfixiada en su vómito, llamando desesperadamente a la puerta del vecino para lograr ayuda, como demuestran las manchas de sangre de sus manos en el timbre.

Laura, pese a ser atacada antes, murió después que su hermano. El ataque a Laura se produce en todo momento de manera frontal. Ella retrocede hasta el pasillo y, en algún momento, sale su hermano, seguramente a defenderla. El atacante entonces se centra en Juan Pablo y deja a Laura, agonizante, que se arrastra hasta la puerta.

El chico va a morir en segundos. Primero recibe una cuchillada en el tórax que le atraviesa el pulmón. Esa herida ya es mortal. Él cae y en su caída el atacante le agarra por detrás y le degüella, "como se degüella a los animales, es una herida que sólo puede venir de alguien acostumbrado a realizar esa tarea". Segunda herida mortal. Una vez caído, el agresor le pisa la cabeza, como demuestra una herida abrasiva en la cara, y le asesta una tercera cuchillada en el costado. Su resistencia ha sido menor porque tiene menos heridas de defensa que su hermana.

Según el forense, la intención del atacante era acabar con la vida de los chicos. "A Laura le dio 26 cuchilladas y no consiguió heridas mortales. Si hubiera necesitado 27 habría dado 27".

Fue una mañana terriblemente emocional y tensa. Al final, una parte del público, familiares, no pudo reprimir despedir al acusado al grito de "¡cabronazo!".

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