La ausencia de detalles por vía oficial de la firma del contrato entre Navantia y el armador vasco del Grupo Ibaizabal para la construcción de cuatro petroleros va teniendo algunas explicaciones. Al menos son las que dio ayer el nuevo comité de empresa del astillero de Puerto Real, en boca de su presidente, Antonio Noria (CCOO).

Según confirmó el representante sindical a este periódico, la firma de dicho contrato se produjo a última hora del pasado día 30. Pero no en las condiciones que se habían adelantado. Para empezar, según Noria, la opción finalmente elegida ha sido la de 2+2+2 (dos barcos en firme, con posibilidad de otros dos y una remota de dos más), con lo que, de concretarse la operación, solo se iniciarían los trabajos en dos barcos.

Pero el verdadero problema, aseguró el nuevo dirigente sindical puertorrealeño, "es la guerra que existe entre los dos presidentes, el de Navantia (José Manuel Revuelta) y el de la Sepi (Ramón Aguirre), porque esa pelea va a dejar a la Bahía sin barcos". Noria añadió que la firma se produjo porque el 1 de julio "cambiaba la normativa y si no se firmaba se iba al traste todo".

Pero, además, afirmó que "se han dado como nueva fecha límite el 28 de julio. Si para ese día no se sabe nada, no habrá petroleros. El problema es que la Sepi no quiere que Navantia vuelva a entrar en el negocio de los petroleros y pese a todos los esfuerzos que está haciendo Navantia, la Sepi no quiere". Además, esta operación deberá ser aprobada en un consejo de administración de la Sepi en las próximas semanas y, según Noria, "no se está por la labor".

Así, el dirigente sindical de Puerto Real manifestó que "lo que no puede ocurrir nunca es que por una pelea entre los dos presidentes nos quedemos sin barcos, que se vengan al astillero, les ponemos un ring y el que gane ganó, pero no lo va a sufrir la Bahía de Cádiz".

Sin embargo, de momento, la plantilla no se moverá. "No queremos empañar el gran trabajo que se está haciendo con el proyecto de Iberdrola, pero sí nos moveremos a nivel político, que es donde está el problema", finalizó.

El culebrón viene coleando desde hace días, ya que resulta como mínimo sospechoso que la firma entre Navantia y los vascos de Ibaizabal no se hiciera con luz y taquígrafos, lo que abre las puertas a todo tipo de rumores. De hecho, ningún representante del Gobierno central aclara aún los términos de esta rúbrica.

Los planes aireados inicialmente, contemplaban la construcción de cuatro petroleros Suezmax, con opción a otros dos. Pero antes de esta firma del contrato estuvo precedida por múltiples prolegómenos protocolarios tales como la rúbrica de una carta de intenciones entre Navantia y el armador vasco Ondimar Transportes Marítimos LDA (sociedad naviera del Grupo Ibaizabal) para la construcción de los polémicos petroleros. En ese preacuerdo cerrado en Maddrid se expresaba que ambas partes tenían intención de alcanzar un acuerdo pleno para la construcción de esos buques, "tanto en sus especificaciones ténicas como en el precio".

Recordar que cada barco supondría unas 700.000 horas de trabajo, de las que el 90% serían para industria auxiliar. En total, desde que entre en taller la primera chapa, la construcción debe durar 26 meses. Las primeras unidades tendrían un plazo de 18 meses y las últimas se reducirían a 16. Cada barco tendrá una eslora de 260 metros; una manga de 48; el puntal, de 23 a 24 metros; y unas 159.000 toneladas de peso muerto. Además, la empresa maneja más plazos. Pretende que el contrato entre en vigor en verano, para comenzar la producción antes de la primavera del próximo año 2016.

Toda esta operación representa el regreso de Navantia al mercado de los petroleros, 15 años después de la construcción del último. Entre la incertidumbre que ronda la construcción de los petroleros y la de los gaseros, el campo parece abonado para que se pudiera hacer realidad la advertencia de los comités de los tres astilleros que avisan: "Pronto habrá movilizaciones en la Bahía".