A lo lejos, nada más pasar la bocana del puerto, se ve su silueta marinera de barquito con hechuras, de raza, como los hombres que navegan en él. Es el Elvimar, un pesquero con sede en Barbate pero que en los últimos tiempos también viene a descargar a Cádiz. No es un barco más. Tiene una particularidad importante: es el único interproveedor de Mercadona en toda Andalucía. Esto quiere decir que toda su pesca va a parar a la cadena de supermercados, que cuenta con numerosos establecimientos en la provincia, con lo que se garantiza que el producto llegue sin intermediarios y con una total frescura a los establecimientos.

Antes de que el Elvimar llegue a puerto, su armador, Ambrosio Varo, se implica para preparar con otro de sus trabajadores de tierra los palés, el hielo y todo lo necesario para que el pescado (boquerones, sardinas, jureles... pescado de cerco) mantenga toda su frescura.

Junto a él también está Rodolfo Hernández, director provincial de relaciones externas de Mercadona, que recuerda que la relación como proveedor se inició en 2011 pero no fue hasta el pasado año cuando el Elvimar dio un paso más para trabajar en exclusiva para Mercadona. "El pescado pasa por lonja, pero no se subasta".

El Elvimar realiza cada día entre dos y tres caladas de sus redes. Cuando lo recibimos en el puerto gaditano acaba de regresar después de faenar hasta después del alba con un buen cargamento de boquerones. "El proceso elimina la intermediación y beneficia al sector primario y también al consumidor, que puede tener un gran producto a un buen precio", comenta Rodolfo, que insiste en que el pescado llega a la tienda "con una frescura que nadie tiene".

Lo cierto es que el mar no es un huerto, la pesca varía, y desde Mercadona se quiere tener variedad y una solución para todos los hogares, "para los que quieren comer pescado frito, a la plancha o guisado, para eso le hemos dado formación a nuestros trabajadores, para que estén tan adaptados que sean verdaderos pescaderos, capaces incluso de saber cómo se tiene que preparar cada especie de la mejor manera o cortar el pescado al gusto del consumidor. Trabajamos como una pescadería", comenta Rodolfo.

Entre la tripulación del Elvimar se encuentra Alberto, hijo de Ambrosio y que a sus 35 años se prepara para ser patrón de la embarcación. A pesar de que ha estudiado informática, Alberto ha visto en el mar un buen modo de ganarse la vida, a pesar de su dureza.

Ambrosio explica que otro de los motivos que le ha llevado a alcanzar este acuerdo con Mercadona es precisamente su hijo. "Yo quería una seguridad también para él y es una satisfacción para mí trabajar con gente seria y de garantías".

El armador del Elvimar reconoce que la situación para la flota pesquera es mala. En Barbate se han perdido 25 barcos en los últimos años y lamenta las trabas a las que tienen que enfrentarse. "Yo tengo 15 puestos de trabajo en el barco y otros 15 en tierra. Esto es una empresa flotante. Además, en este barco, si no salimos a faenar por cualquier causa mis trabajadores tienen un sueldo de 150 euros a la semana, más dos pagas extras, para que al menos tengan algo con lo que tirar".

Mercadona paga un precio fijo a Ambrosio, por lo que tiene una mayor tranquilidad y no tiene que estar pendiente de los vaivenes del mercado. Eso sí, para llegar a ser interproveedor de Mercadona debe pasar una serie de férreos controles de calidad y analíticas, de agua, de corcho, de litamina, de superficie, de todo. "Tenemos planes de limpieza y desinfección de todo, es algo que veo bien", comenta Ambrosio mientras espera a que las furgonetas lleguen a la lonja y carguen el pescado. Parte del mismo saldrá en dirección a las tiendas de la provincia gaditana, en la que en pocas horas ya podrá ser adquirido por los clientes, y el resto se llevará al bloque logístico, desde donde se hará llegar a otras tiendas de Andalucía sin que el pescado pierda un ápice de su frescura al mantener la cadena de frío.