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Seguridad

El peor amigo del narco

  • La Unidad de Guías Caninos de la Guardia Civil realiza una labor clave en la detección de alijos de droga. Cada perro trabaja con un único agente.

Dos de la mañana. El timbre del teléfono rompe el silencio de la noche cerrada. Se acabó el descanso. En la sede de la Unidad de Guías Caninos de la Guardia Civil, situada en el cuartel de El Puerto de Santa María, se activa el protocolo. Les acaban de alertar de la llegada al puerto de Barbate de un pesquero de grandes dimensiones sospechoso de portar un alijo de hachís. Los perros se remueven intranquilos en las perreras cuando el agente Manuel entra a por uno de ellos, un labrador de pelo corto color canela, joven y juguetón que se pone como loco ante la posibilidad de disfrutar de un poco de acción nocturna. Y eso que desde que llegó a la provincia no se aburre. Hachís, marihuana, cocaína, heroína, tabaco de contrabando... La Unidad de Guías Caninos de la Benemérita cuenta con siete agentes, cinco especializados en detección de drogas y dos en explosivos. Porque cada perro está adiestrado para detectar un olor en concreto. Son aleccionados desde pequeños en El Pardo (Madrid), y desde allí son repartidos por las distintas Comandancias. "Si tienen buenas cualidades, si tienen instinto de cobro, de posesión, se les puede adiestrar para que huelan cualquier cosa", comenta una de los guías.

Este grupo de la Guardia Civil funciona en Cádiz desde 1984 y la Comandancia de Algeciras tiene otra unidad con más perros adiestrados. Su responsable comenta que antes de que los perros salgan de la escuela de El Pardo se envía al que será su guía, que pasa con él dos semanas para de esta forma crear un vínculo fuerte. "No hay una fórmula matemática para que el perro funcione bien. Es fundamental también darle mucho afecto, tener mucho contacto y complicidad con el perro, porque hay que tener en cuenta que un perro, hasta que no tiene muy claro un olor, no lo marca. Por eso tenemos que conocerlos, que estar pendientes de sus reacciones, es fundamental para nosotros. No son máquinas y hay que tratarlos con mucho cariño".

Por eso cada perro sólo trabaja con un guía en concreto, que es el que se encarga de sus cuidados. "Hay que tener psicología canina con ellos, que vean que los tratas bien y que tienen su premio, que es su juguete, cuando hacen bien su trabajo", comenta uno de los agentes de la unidad.

Los responsables de la Guardia Civil también comentan que a veces se deja correr el bulo de que a los perros se les inyecta droga para crearles dependencia y que busquen con más ahínco. "Eso es absolutamente falso. Entre otras cosas porque los perros no podrían soportar algo así, morirían a los dos días. Su metabolismo no está preparado para ello. Lo que hacemos es que tengan ganas de jugar, de buscar su juguete, una simple toalla enrollada por ejemplo pero que es importante para ellos".

La edad en activo de los perros varía considerablemente. En el cuartel de El Puerto de Santa María los hay que tienen 14 años y otros que con seis ya no valen para el servicio. "Depende de la conducta del animal", cuentan.

La Unidad de Guía Canina se utiliza sobre todo en puntos de verificación de carreteras, aeropuertos o puertos deportivos, como el de Chipiona, donde en la mañana del viernes este diario pudo comprobar cómo actuaban los canes mientras los agentes comentan las últimas salidas, la mencionada a Barbate y otra también en Chipiona, en una operación en la que se intentó atrapar a una lancha neumática que finalmente se dio a la fuga ante la imposibilidad de alijar en la costa por el fuerte viento reinante en ese momento.

Los perros se desplazan dentro de furgonetas blancas sin distintivos. Dos ejemplares en cada una de ellas. Aparte del labrador antes mencionado, viaja un pastor alemán negro hermosísimo que, en palabras de su cuidador, el veterano agente Infante, que sabe de lo que habla, "marca como un león cuando olfatea la droga". La Guardia Civil corrobora que en los últimos tiempos han bajado las aprehensiones de heroína pero han subido las de hachís o marihuana. "Hay mucha gente que tiene plantas en su casa para consumo propio y eso también está penado. Los perros también detectan la marihuana perfectamente, de hecho tiene un olor tan fuerte que cuando cogemos un coche que lleva o ha llevado esta droga la detectamos hasta nosotros por el olfato", dice Orellana.

Uno de los métodos utilizados por los narcotraficantes consiste en salir a pescar en un barquito y realizar el alijo en alta mar, para luego volver a la costa con la droga escondida en un doble fondo, cargarlo en un remolque y llevarlo hasta un lugar seguro en donde descargar. "Así ya pillamos a alguna embarcación en Chiclana por ejemplo, en un punto de verificación de vehículos, cuando al subir al perro a la barca comenzó a marcar como loco debajo del timón".

En el muelle de Chipiona los animales suben a varias embarcaciones acompañados por sus guías y ante la atenta mirada de agentes de la Patrulla Fiscal y Fronteras (Pafif) con base en Sanlúcar. En uno de los ejercicios han ocultado una bolsa con bellotas de hachís -que el Juzgado ha entregado previamente a la unidad perfectamente pesada- y uno de los perros no ha tardado ni cinco segundos en detectarla a pesar de estar perfectamente oculta. "Buen chico, buen chico, vamos ahí, busca, busca perrito" va animándolo su guía mientras el animal se afana en su tarea y consigue su recompensa.

Los agentes advierten que no cualquier perro sirve para esta tarea y que, además, tienen que ser muy sociables, "porque los perros agresivos no valen para esto. Tienen que ser cariñosos y juguetones".

Eso sí, cuando acaba su vida útil, son trasladados a una residencia especial para ellos donde pueden disfrutar de la tranquilidad. "A algunos les pasa como a los humanos -comenta un agente-, que no se acostumbran a la falta de actividad y mueren al poco tiempo".

Y es que estos perros llegan a coger hasta depresiones cuando se les cambia de lugar de trabajo. "Cuando llegan de El Pardo hay que darles muchos cuidados".

Los perros son fundamentales para algunos de los trabajos que lleva a cabo la Guardia Civil en nuestras costas, fronteras y carreteras. Ellos lo saben y por eso los cuidan con esmero. En ocasiones el éxito de una operación depende de su olfato. De hecho, puede decirse que estos perros son los peores amigos de los narcos.

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