Provincia de Cádiz

El preso fugado en Puerto Real se entrega voluntariamente en prisión

  • Juan Manuel Bonilla estuvo dos días escondido en una casa abandonada de Chiclana tras zafarse del dispositivo policial

Apenas 48 horas duró la aventura en libertad de Juan Manuel Bonilla, el preso de 28 años que el miércoles se escapó corriendo a las puertas de los Juzgados de Puerto Real aprovechando un descuido de los guardias civiles que lo escoltaban. Tras dos días escondido, el reo decidió ayer entregarse de manera voluntaria, algo que hizo en el recinto penitenciario de Puerto 2, donde estaba recluido hasta el momento de su fuga.

Fue a primera hora de la mañana de ayer cuando Juan Manuel Bonilla telefoneó a una familiar suya pidiendo ayuda. Según ha trascendido, en esa conversación dejó clara la situación de angustia personal que estaba atravesando. Detalló que tras fugarse de los agentes logró huir hasta Chiclana, escondiéndose en una vivienda abandonada. Y en esa conversación con su familiar reconoció estar muy nervioso y que incluso había pensado en quitarse la vida. Del mismo modo, confesaba su intención de entregarse, aunque no quería hacerlo ni ante la Guardia Civil, ni ante la Policía Nacional.

Fruto de esa conversación telefónica, y tras solicitar asesoramiento a su abogado, familiares de Bonilla se dirigieron hacia el punto exacto de Chiclana en el que éste dijo estar escondido. Allí se montó en el coche y fue conducido de inmediato hacia Puerto 2, presentándose en la puerta de acceso y entregándose de manera voluntaria. Previamente la familia se había puesto en contacto con el director del penal, anticipándole la decisión del fugado de volver a unas instalaciones en las que estaba recluido en calidad de preventivo a la espera de que se celebraran los juicios por los diferentes delitos de robos y hurtos que se atribuyen.

Fuentes familiares quisieron trasladar ayer que tanto el propio Juan Manuel Bonilla como el resto de la familia lamentaban todo lo ocurrido. También pedían que se tuviera en cuenta "la complicada situación de una persona que no es ningún asesino y que necesita ayuda urgente para recuperarse de su adicción a las drogas".

Una vez que vuelve a ser un interno más de Puerto 2, Bonilla será acusado ahora de un nuevo delito, el de quebrantamiento de condena, que se sumará a las otras causas judiciales pendientes.

Fuentes de la Guardia Civil indicaron ayer que en esta nueva causa existe la posibilidad de que el juez que instruya el caso tenga en cuenta el arrepentimiento del reo, recalcando que la entrega voluntaria también puede ser considerada un atenuante. Igualmente subrayaron que a partir de ahora a Bonilla se le aplicará un protocolo especial, consistente en un mayor control policial, cada vez que sea trasladado fuera de prisión.

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