José está acusado de intentar matar a su mujer agarrándola del cuello, inmovilizándola contra el suelo, buscando apagar sus pulmones. Ayer tuvo la última palabra ante la Sala Tercera de la Audiencia Provincial para ofrecer una puntualización breve antes de volver al centro penitenciario psiquiátrico donde está ingresado provisionalmente desde mayo de 2013. "La sigo amando, si estoy equivocado el que me equivoco soy yo", dijo un José que, pese a la gravedad de los supuestos hechos por los que se le pretende condenar, asegura que sigue queriendo a la "madre de sus hijos". Y enfatizó que no merece lo que está sufriendo, que pegarle a una mujer es de hombres poco varoniles, esos fueron sus argumentos finales. Ahora tendrá que decidir el juez si el trastorno bipolar de José influyó en sus acciones, simplemente cariñosas e inexistentes de agresividad, según él, contra la persona de Josefa. O si por el contrario, como alega la acusación, la enfermedad psiquiátrica diagnosticada no repercutió en el proceder de José, pues algunos informes periciales coinciden que la salud mental del sujeto no le permitió estar fuera de sus cabales ya que podía ser capaz de hilar toda una versión de los hechos con total serenidad.

Uno de los peritos incluso sostuvo que José, aún medicado, supo encontrar el momento para conseguir su objetivo. La finalidad que perseguía no era otra que hablar con su esposa, la cual se había ido del domicilio casi un mes antes de los hechos alegando cansancio de la relación. "La persona si tiene depresión fuerte no se acuerda tan bien de los hechos como él", explicó por videoconferencia uno de los peritos. Este mismo se refirió a uno de los primeros informes que realizaron las psiquiatras del hospital de Jerez un día después del suceso, cuando estas notificaron que José estaba "consciente y orientado en tiempo, espacio y persona". Sin embargo, otros peritos del centro penitenciario apuntaron a unas descompensaciones que pudieron alterar su forma de actuar.

Las partes elevaron las conclusiones a definitivas ante el juez. El Ministerio Público mantuvo la petición de nueve años de prisión y orden de alejamiento. Como novedad, añadió la privación de patria potestad, al comprender que es un peligro para sus hijos, y la suspensión de visitas y comunicaciones. La acusación se mantuvo en una línea parecida. Por otra parte, la defensa demandó la eximente completa por anomalía o alteración psíquica que libraría al acusado de responsabilidad penal. De esta forma, desestimó reconocer la tentativa de homicidio en sustitución de un delito de lesiones. "Cometió los hechos desestabilizado, no cabe la menor duda", concluyó el letrado.