Provincia de Cádiz

Cuando el peligro está en casa

  • El Servicio de Atención a las Familias de la Policía Nacional no sólo se encarga de investigar casos de violencia de género y doméstica, sino que canaliza la atención hacia las víctimas

Violencia de género, doméstica, abusos a menores o delitos sexuales. Esos son algunos de los casos de los que se ocupa el Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Policía Nacional, una unidad que en la Comisaría Provincial dirige el inspector Jorge Martínez Arjona y cuyos miembros se esfuerzan por ofrecer una atención integral a las víctimas. Como reza el dicho, no basta con levantar al débil, hay que mantenerlo en pie luego, y por eso los miembros del SAF, en su mayoría con formación universitaria, intentan que los colectivos más vulnerables puedan seguir adelante con sus vidas después de experiencias traumáticas.

En este tipo de delitos las víctimas suelen ser mujeres, menores de edad o ancianos, colectivos todos ellos que requieren una especial atención. "Les ofrecemos un servicio especial, vamos un poco más allá", comentaba Martínez Arjona.

Desde el SAF incluso se canaliza la ayuda a estas personas hacia otros organismos e instituciones que puedan prevenir futuros delitos y protegerlos.

La toma de declaración a estas víctimas se hace de manera diferente. "Las mujeres que sufren violencia de género suelen venir muy nerviosas, les cuesta hablar, por lo que utilizamos unas dependencias más apartadas, con un ambiente más íntimo, para intentar que se tranquilicen", comenta el jefe de la unidad. La presencia de personal femenino también ayuda en estas situaciones de estrés postraumático. Evitar que sufren esperas innecesarias también es importante en estos casos.

Al jefe del SAF no le gustan los estereotipos, los modelos que marcan a las víctimas potenciales de sufrir violencia de género, aunque reconoce que suelen ser mujeres de entre 26 y 45 años, con estudios primarios, amas de casa y a las que su agresor va aislando progresivamente de su entorno, de su familia y amigos para crear una dependencia absoluta de su persona, hasta el punto de que denunciar los malos tratos, ya sean físicos o sicológicos, le provoquen una sensación de culpabilidad difícilmente superable. "Para eso estamos nosotros, para hacerles ver lo contrario, y que, aunque no es fácil salir, se puede conseguir". Tras la declaración agentes del SAF llevan a las víctimas al médico en coches camuflados y las informan de sus opciones de vivir en casas de acogida, en caso de carecer de otros recursos. Hay una valoración policial de riesgo, que es un cuestionario en la que se hacen 16 preguntas a la víctima, entre las que hay cuestiones como si ha sufrido abusos sexuales, si la ha agredido con anterioridad, si tiene armas en casa, consume drogas o alcohol... "que nos ayuda a conocer el carácter del presunto maltratador".

Sin embargo, Jorge Martínez asegura que no cree mucho en los perfiles y que "el maltrato puede darse en todos los estratos sociales". Evidentemente, la etapa de crisis económica que sufre el país desde hace algunos años es un caldo de cultivo importante para que afloren los comportamientos más violentos. El paro, la falta de recursos económicos, agrava las situaciones entre parejas. "También influye el nivel cultural, el abuso de drogas o alcohol".

En lo que va de año se han producido 16 víctimas mortales por violencia de género, a expensas aún de que los casos de Sotogrande y Chiclana sean atribuidos a esta causa. Advierten desde la Policía que hay delitos violentos que no se denuncian, y que es algo sobre lo que más están trabajando, para intentar que todo el mundo acuda a la Policía cuando sufre maltrato físico o sicológico.

Otro grupo de riesgo con el que tratan los agentes del SAF son los adolescentes, más en la época actual, en que las nuevas tecnologías, las redes sociales, los smartphones se han convertido, si se utilizan mal, en armas de control sobre parejas y de chantaje a ex parejas. "A veces los jóvenes no son conscientes que con su comportamiento están incurriendo en un delito. Lo es cuando realizan menosprecio o cuando hay revelación de secretos contra la intimidad". Y es que cada vez más el SAF tiene que encargarse de denuncias interpuestas por menores que, tras romper una relación, ven como fotos íntimas que en su día enviaron a su pareja circulan por internet. "Los adolescentes deben tener cuidado con estas cosas, porque una vez que se envían fotos por internet se pierde el control de las mismas. Al inspector Martínez se le viene a la cabeza una frase adecuada para padres e hijos: "Eduquemos a nuestros hijos para no tener que castigar a nuestros mayores".

Pero uno de los campos más peliagudos en los que se mueven los agentes del SAF es el de los abusos a menores. En las últimas semanas se ha producido la detención de un entrenador de fútbol y no es el primer caso en los ambientes deportivos donde los adultos aprovechan que se han granjeado la confianza de los pequeños y sus padres para llevar a cabo estos abusos. "No es que en el deporte abunden estos pederastas, es que buscan estar cerca de los niños. Siempre se quiere tener acceso a algo que te gusta, y ellos aprovechan para hacerse amigos de los menores. A veces estos niños ni siquiera saben que están haciendo algo malo, y sólo cuando crecen y ven que pueden sacar fuera ese sentimiento de impotencia es cuando denuncian. Hay que tener en cuenta que estos delitos comienzan a contar a partir de la mayoría de edad de los niños, por lo que están perfectamente vivos y no han prescritos", dijo el inspector.

También se encarga el SAF de la violencia doméstica. La de género es exclusivamente la que comete el varón contra la mujer, pero en la otra se engloba desde un maltrato a la inversa hasta el que sufren algunos padres a manos de sus hijos. En los últimos tiempos ha proliferado precisamente este tipo de delito, posiblemente por culpa del paro, que obliga a prolongar la convivencia de padres e hijos y las tensiones que esto genera en personas con problemas de dependencia.

También destacó el inspector que cuando es el hombre el que sufre el maltrato es más reticente a presentar la denuncia, "como si su hombría pudiera verse afectada por este hecho".

Igualmente indicó que desde el SAF se informa a las víctimas de los trámites que se deben realizar para solicitar una orden de protección, las ventajas que tiene la prohibición de que exista comunicación y aproximación hacia ellas.

Por último, desde la Policía se resalta la importancia que tiene la coordinación entre la Fiscalía de Menores, las asociaciones de ayuda a las víctimas y los servicios sociales para superar una mala experiencia de este tipo.

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