Serán más o menos horas según sea el trayecto que se elija. No es lo mismo hacer un Algecira-Ceuta que un Cádiz-Canarias. Pero es fácil encontrar algo qué hacer o algo en lo que pensar en los casi siempre relajados trayectos a bordo de los buques de la naviera Trasmediterranea.

Por si acaso, la compañía decidió hace ya años poner en sus buques, a disposición de sus viajeros, una revista, con reportajes varios, en la que cabe casi un poco de todo.

En el último número, que ya viaja a bordo de los barcos de Acciona Trasmediterranea, aparece un reportaje sobre el trayecto Cádiz-Canarias.

Este trabajo periodístico está realizado por Juan Carlos Lorenzo, un conocido bloguero especializado en temas marítimos, y autor de la publicación en Internet titulada Del acontecer portuario.

En el número 72 de la revista de viajes, Cádiz ocupa un reportaje de nueve páginas en las que Lorenzo describe con detalles como se vive uno de estos trayectos circulares Cádiz-Canarias-Cádiz, con escalas en Lanzarote, Gran Canaria, Tenerife, La Palma y Fuerteventura. Es un viaje a bordo del ferry Murillo con salidas desde Cádiz todos los martes.

El bloguero canario inicia su narración horas antes de partir el Murillo rumbo a las Islas Afortunadas. En sus últimas horas de espera, Lorenzo comenta que aprovecha para "un café en la plaza Candelaria" o "unas manzanillas en la plaza de Mina y una comida en un restaurante de la Alameda de Apodaca, convertido en un hermoso paseo con marcado aire colonial". Mientras tanto, según cuenta, el Murillo permanece, con sus 180 metros de eslora, "anclado" junto a las rampas que facilitan la carga y descarga de vehículos a bordo.

Media hora después de la partida, en la retina del autor quedan "las torres de la Catedral, la inmensa grúa de pórtico del astillero de Puerto Real y los gigantescos apoyos del nuevo Puente de La Pepa.

El Murillo cuenta con un restaurante, tienda, dos salas de butacas con televisión y vídeo y dos salones-bares con ambientes diferenciados, y destacar su Salón Corsario, "sugestiva recreación de una taberna de puerto en la que el bar semeja la proa de un navío con su mascarón en forma de sirena".

Este número de Azul Marino cuenta cómo "tras una noche placentera", la noche del miércoles, el Murillo llega a Arrecife de Lanzarote, tras divisarse "los islotes de Alegranza y Montaña Clara y la isla de La Graciosa". Tras una escala breve, se pone ya rumbo a Las Palmas de Gran Canaria, antes de llegar el mismo jueves a Santa Cruz de Tenerife. El viernes amanece en Santa Cruz de La Palma, donde se escala durante ocho horas... Y ya, de vuelta. En el retorno, se suma la isla de Fuerteventura.

Tras un domingo completo de navegación, el Murillo llega a Cádiz, desde donde, en horas, pronto, enfila de nuevo proa a las Afortunadas.