Provincia de Cádiz

24 horas sin quitarle ojo al río

  • Ayuntamiento de Jerez y Junta de Andalucía mantienen activo el plan de emergencia por inundaciones en la vega del Guadalete Los vecinos no se atrevían anoche a bajar la guardia

En 1996 y en 2010, las dos últimas inundaciones en la vega del Guadalete, los vecinos de Jerez se enteraron de que el río se había desbordado cuando el agua ya había entrado en sus casas. En esta ocasión, el dispositivo de prealerta se activó con antelación suficiente para que los vecinos de la zona rural fueran tomando conciencia y dejar así margen de maniobra para no exponerse a riesgos innecesarios y poner a salvo animales, muebles y cualquier otro objeto de valor.

A partir de las dos de la tarde de ayer, la hora crítica, se temía que el río podría rebasar en cualquier momento su cota máxima tras el aumento progresivo de su caudal en los últimos días a causa de las abundantes lluvias caídas en la cabecera de los embalses y de la aportación de los arroyos que fluyen aguas abajo. Todo quedó en un susto y a media tarde, con la debida cautela, los vecinos de Jerez y los efectivos de los dispositivos de emergencia respiraban aliviados tras comprobar, a pie de río, que el agua seguía dentro de su cauce y con margen suficiente como para relajarse, siempre que el tiempo lo permita.

Tras la tormenta llega la calma. Atrás quedaban 24 horas de tensión sin poder pegar ojo para muchos vecinos de la zona inundable, que a primeras horas de la mañana recibieron el aviso de la activación de los planes de emergencia municipal y provincial, decretados por este orden por el Ayuntamiento y la Junta tras alcanzar el río 4,50 metros, el nivel de riesgo a sólo un metro del límite, y en previsión de la llegada de la 'marea' por el aumento del desembalse del pantano de Bornos, sin cuyo filtro se habría inundado medio término municipal.

Mientras el amplio dispositivo integrado por efectivos del 112, Guardia Civil, Policía Nacional, Protección Civil, Policía Local, Bomberos y vigilantes de Medio Ambiente cumplía a rajatabla el protocolo oficial con numerosos efectivos recorriendo la ribera del río, los vecinos de El Portal, Las Pachecas, La Greduela o La Ina se guiaban por su instinto y por las marcas que establecían en los árboles de la ribera para medir la crecida del río.

A la salida de Las Pachecas, en la Zarandilla, el propietario de la venta El Cartujano tiene ya apilados en alto los muebles menos los del salón principal y la barra del establecimiento, que deja para última instancia en caso de que sea necesario. Aunque Luis Corral no se vio afectado por las últimas inundaciones, piensa que "más vale prevenir, porque nunca se sabe qué puede pasar" y "aunque yo estoy tranquilo, por aquí pasan muchos vecinos asustados, que desde ayer han estado llevándose enseres y a los animales", menos las gallinas, "a las que se las deja sueltas porque vuelan", matiza un vecino de la zona.

El hostelero asegura que "miedo, lo que se dice miedo, todavía no tengo, porque el río no viene este año igual que otras veces". La diferencia estriba, a su juicio, en que "en algo se ha notado la limpieza de árboles -la Junta de Andalucía taló unos 700 eucaliptos de la ribera, en particular en el puente de La Greduela y La Cartuja, para despejar el cauce del río-, pero también que ha llovido más espaciado, porque en otros años no paró de llover durante tres o cuatro días". Además, añade Corral, "la gente está ya mentalizada y hay más tiempo para reaccionar".

En las horas previas, de más incertidumbre, los nervios estaban a flor de piel para algunos de sus vecinos, entre ellos una mujer que desde el anonimato abrió de par en par las puertas de su casa para demostrar que "no tengo nada que apilar porque lo perdí todo en las últimas inundaciones". Los delegados de Alcaldía en las barriadas rurales confirman que los afectados por la riada de 2010 aún no han recibido las ayudas prometidas por políticos y administraciones públicas de todo signo, a los que otra vecina de El Portal augura que verá "en la cola para hacerse la foto cuando tengamos dos metros de agua en nuestras casas".

Los habitantes de la zona rural están cansados de promesas vacías, "del desfile de autoridades como Griñán -José Antonio, presidente andaluz- o la alcaldesa -María José García-Pelayo- a los que en los últimos días no se ha visto ni de lejos; eso es lo que les importamos".

La regidora jerezana, hasta ahora a la sombra, fue la encargada ayer de anunciar la activación del plan de emergencia municipal que dio pie a la puesta en marcha por parte de la delegación del Gobierno andaluz del plan provincial. En su comunicado para informar de los pasos previstos tras la activación de ambos planes, la Junta detalla que el desembalse se generalizó ayer en toda la cuenca tras superar el 90% de ocupación media de los embalses, situación que se mantenía al cierre de esta edición. Desde la medianoche hasta última hora de la tarde de ayer, Grazalema acumulaba 188 litros por metro cuadrado de precipitaciones, a los que hay que unir los 115 litros registrados el martes en la cabecera del embalse de Bornos, por el que se daba salida a un tercio de los casi 300 metros cúbicos por segundo que se alcanzaron ayer y que equivalen, según la nota informativa, a una piscina olímpica cada ocho segundos.

De no ser por la regulación que realizan los embalses al laminar las avenidas que se producen aguas arriba de los mismos, medio término municipal de Jerez se habría inundado por el desorbitado volumen de las precipitaciones registradas en las cabeceras de los embalses, casi 300 litros en apenas 48 horas que habrían ido a parar directamente al río sin el filtro de los pantanos.

Al cierre de esta edición, el plan de emergencia se mantenía activo con el río a nivel de 5,19 metros, si bien desde el Ayuntamiento jerezano trasladaron un mensaje de tranquilidad a las barriadas rurales, entre ellas El Portal, cuya responsable, Isabel García, confía en reponer fuerzas tras la una larga jornada de incertidumbre, pero sin bajar la guardia.

Por su parte, en Cádiz no hubo incidencias de importancia, más allá del saneado de la fachada del Ayuntamiento (en la imagen).

En Puerto Real, sin embargo, los vecinos de la barriada rural del Meadero de la Reina se levantaban ayer mirando al cielo. No es la primera vez que la zona sufre problemas con las fuertes lluvias, aunque sus previsiones se quedaban cortas en cuestión de minutos. "El agua empezó a entrar por el patio, subía muy rápido, intentamos poner compuertas, pero ya estaba dentro". Con nerviosismo describía la escena Ángela Gómez, responsable de la Venta Santa Ana, que fue uno de los lugares donde el agua alcanzó ayer más altura. "Hemos perdido congeladores y neveras, que además estaban cargadas de suministros para la venta".

Hacía nueve años que no pasaban por una situación similar, aunque la de ayer, según los vecinos, tenía un motivo diferente. Junto a la barriada, existe una salina donde "se ha creado un muro de contención para evitar que el agua entre, y ahora todo viene a parar a la barriada. Si coincide con la marea llena, es imposible que se desagüe y se inunda todo".

Aunque los vecinos señalan a estas obras como causantes, poseen un documento del Ayuntamiento de Puerto Real en el que se certifica que ésta cumple con la normativa. Así lo confirmaba también el Delegado de Infraestructuras en la villa, Fernando Boy, que atribuía la inundación "al importante caudal del Caño Zurraque, que no puede evacuar con la marea llena". Aún así, Boy se comprometió con los vecinos a estudiar la zona.

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