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Provincia de Cádiz

El fiscal sigue viendo asesinato pero baja de 18 a 14 años de cárcel

  • La acusación particular sube su solicitud de pena de 20 a 25 años de prisión · La defensa de Unai Larraga sostiene que éste sufrió un trastorno mental transitorio

El fiscal mantuvo ayer que el apuñalamiento de Manuel Pereira fue un asesinato, que el procesado se aprovechó de la sorpresa al atacar y que no dio ocasión de defenderse a la víctima. No obstante, su petición de pena se redujo en cuatro años desde el inicio del juicio. El fiscal solicitaba en principio 18 años de prisión para Unai Larraga y ayer, al presentar su calificación definitiva, pidió 14 años, lo que se corresponde con un homicidio con abuso de superioridad.

El jurado comenzará hoy a deliberar. Ayer declararon los forenses, una psiquiatra y una psicóloga, terminó el trámite de testimonios y el fiscal y la acusación particular (que representa a la madre de Pereira) y la defensa expusieron sus alegatos. Al contrario que el fiscal, la abogada de la acusación particular elevó de 20 a 25 años de prisión su solicitud de pena. Considera que hubo ensañamiento, que el procesado aumentó el sufrimiento de la víctima sin necesidad y que lo muestran bien las 49 puñaladas o cortes.

"Manuel Pereira podía haber muerto de una puñalada en el cuello o de dos en el corazón. No hacía falta ese baño de sangre", dijo la letrada al argumentar que en este caso cabe una circunstancia agravante de ensañamiento.

La defensa (como el fiscal) no ve esa agravante. Tampoco el asesinato, sino el homicidio. Y con una eximente completa por trastorno mental transitorio, lo que lleva a solicitar la absolución. Alternativamente, cinco años de cárcel por homicidio con una atenuante muy cualificada de alteración psíquica.

Sostiene la defensa que Unai Larraga actuó de manera incontrolada al apuñalar a Pereira y afectado por el trastorno de personalidad que padece (con rasgos paranoides). Que el joven se sintió agredido y agobiado y que estalló. Que en ese momento no pudo controlar sus actos.

Lo que desencadenó esa reacción, explicó el abogado de la defensa, fue una acción de Pereira: abrazó a Unai, lo tocó, y éste interpretó eso como que era agredido. Reaccionó entonces de forma anormal: con una explosión de violencia incontrolada. El crimen fue un acto irracional, no premeditado, le dijo el abogado al jurado: no se encuentra ninguna explicación a una agresión así salvo que se tengan en cuenta los precedentes, el trastorno de personalidad y la situación de anormalidad en la que se encontraba Unai.

El fiscal rechazó ayer esa versión. Su planteamiento es que Unai se citó con Pereira a través de un chat, que se vieron, fueron a casa de Pereira, allí éste se quitó la camisa y Unai, de pronto, sacó la navaja que había comprado aquella mañana y le propinó una puñalada en el abdomen a Pereira. El herido trató de huir, alcanzó la puerta de la calle, pero Unai lo persiguió y entonces comenzó a darle puñaladas. Desde atrás.

No hubo ensañamiento, razonó el fiscal, porque el procesado intentó acabar cuanto antes con la víctima. De ahí tantas puñaladas. Quería matarlo rápido para que no escapase y pidiese auxilio.

No cabe atenuante alguna, argumentó el fiscal, porque Unai no padece ninguna enfermedad mental. No se relaciona de modo normal con otras personas pero sabe perfectamente si lo que hace está bien o mal, agregó. No tiene mermadas su capacidades: sabe lo que hace y lo hace porque quiere hacerlo, añadió. Los médicos forenses, recordó el fiscal, dijeron que no pudo darse un trastorno mental transitorio, que no detectaron en Unai ningún tipo de alteración patológica psiquiátrica que dé lugar a tal trastorno.

El crimen ocurrió en San Fernando la tarde del 30 de octubre de 2010. Manuel Pereira, de 45 años de edad, era funcionario del Ayuntamiento de La Isla. Unai Larraga, que entonces tenía 24 años, ha reconocido que apuñaló a Pereira. Aunque asegura que no recuerda nada desde el primer golpe hasta que vio a la víctima llena de sangre.

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