La madurez es un aspecto que no llevan demasiado bien aquellos que viven de su imagen. La aparición de los signos de la edad supone más de una depresión entre el colectivo famoso en los que se incluyen no sólo a aquellos que trabajan directamente con el mundo de la moda. El último en subirse al carro del retoque estético facial y, de paso, acrecentar la polémica que siempre rodea a este tema, ha sido Ben Affleck.

El actor ha aparecido en un acto público con el rostro visiblemente modificado por el bótox. Fue pisar la alfombra roja durante el estreno en Londres de la película que protagoniza, Escuadrón Suicida, y reabrir el debate sobre este tipo de prácticas que cada vez son más comunes también entre los hombres. Aunque aún supone una incógnita el hecho de su cambio, que algunos atribuyen a un verano de excesos más que a otra cosa, lo cierto es que cuesta distinguir al actor, que luce con unos pómulos menos pronunciados y un mentón raso donde no se dibuja ni una arruga de expresión propia de sus 44 años. Al paso de las dudas se han pronunciado varios expertos en la materia que dilucidan toda duda: efectivamente ha habido operación estética.

Una iniciativa, que de confirmarse, se une a otras llevadas a cabo por otros compañeros de profesión como Rene Zellweger, a la que el año pasado se le criticó mucho debido a los reajustes médicos que había sufrido y por los que había perdido parte de su encanto inicial. Algo que algunos de sus detractores extrapolaban a sus propios compromisos profesionales, puesto que argumentaban que no veían factible que la actriz protagonizara la tercera entrega de la emblemática trilogía de El Diario de Briget Jones. Algo que no ha supuesto problema alguno y en la que sí estará.

Pero no es la primera vez que el protagonista de Pearl Harbor se ve envuelto en rumores sobre su paso por el quirófano. Ya durante el año pasado se habló de que podía haberse sometido a una reducción de las bolsas de los párpados interiores y un lifting en la zona de la frente.