Las redes sociales no perdonan. Y mucho menos si eres un personaje famoso. Fran Rivera ha sido el último en ver cómo se las gastan en las redes de microblogging cuando no están de acuerdo con algún comentario de los que publicas en tu perfil. Nunca se imaginó el diestro que la foto que su padre se hizo con él cuando era pequeño en un tentadero y que él ha querido repetir con su hija Carmen como protagonista, terminaría en Fiscalía de Menores; ni mucho menos que esa imagen iba a dar pie para que hubiera gente que le desearan la muerte.

Fran Rivera ha sido el último vapuleado en las redes sociales, aunque mucho antes que él ya lo fueron otros famosos, casi siempre por meteduras de patas en redes como Twitter o Instagram. Uno de los que más veces ha tenido que pedir perdón o ha conseguido las mofas de sus seguidores ha sido el futbolista Sergio Ramos. La última, hace escasas semanas, cuando al hacer balance de 2015 ha publicado un collage en el que incluía una foto del hijo de Messi creyendo que era la de su propio hijo. Los internautas pronto se dieron cuenta del gazapo y las bromas se contaban por decenas. Pero ésta no ha sido la única vez que Ramos se ha visto obligado a borrar sus mensajes. En otra ocasión confundió una foto de Las Vegas con Nueva York y poco después la lió confundiendo la muerte de Robin Williams con el cantante Robbie Williams.

También Alejandro Sanz armó una buena al confundir a Marta del Castillo con Marta Domínguez y publicar en Twitter que "Marta es inocente hasta que se demuestre lo contrario", lo que hizo que tuviera que pedir perdón a los familiares de la joven sevillana por el gazapo.

En esta misma línea se movió María Patiño cuando pidió que por qué no entrevistaban al jugador de balonmano que presentó a la infanta y a Urdangarín, Jesús Rollán, un deportista que llevaba muerto desde 2006.

Otros famosos se ven en medio de una polémica por hablar de política, como Rihanna que tuvo que pedir perdón por un tweet en el que pedía una Palestina libre; o David Bisbal, que en plena primavera árabe no se le ocurrió otra cosa que decir en Twitter que "nunca se han visto las pirámides de Egipto tan poco transitadas".

Hay otros gazapos famosos que no proceden de celebrities pero que han obligado a televisiones a pedir perdón, como el tweet de una periodista de la BBC que anunciaba la muerte de la reina Isabel II, una broma pesada que corrió demasiado rápido por las redes y que hizo incluso que la casa real británica tuviera que mandar un comunicado para desmentirlo.

Ana Rosa Quintana también fue vapuleada en Twitter por un comentario en el que decía que la educación en Finlandia era "estupenda pero ¿Y el frío, los suicidios y no poder sentarse en una terraza a tomar unas cañas y unas tapas?". Las bromas y las críticas le llovieron de inmediato.

Justin Bieber tampoco se ha librado de recibir más de una colleja en las redes sociales por sus comentarios, aunque lo que más indignó a sus seguidores fue que sacara la bandera de Argentina a patadas del escenario durante su gira Believe Tour. Sus seguidores argentinos nunca se lo perdonaron.

Las redes tampoco entienden de humo negro y, si no, que le pregunten al cómico Jason Biggs, que después de que el avión de Malasya Airlines fuera derribado recibió cientos de críticas por la pregunta que lanzó en Twitter: "¿Alguien quiere mis puntos para viajar en Malasya Airlines?".

Las redes sociales son el mejor escaparate en el que vender tus logros pero también el peor escondite donde refugiarte de las críticas.