La pasarela milanesa ha estado abierta durante seis días y sobre ella han pasado las propuestas para la próxima temporada primavera/verano de firmas como Gucci, Prada, Versace, Fendi o Moschino. Un calendario tan potente sólo podía cerrarlo él: Giorgio Armani, un fin de fiesta esperado. Y aplaudido. La casa de moda italiana puso la guinda ayer a la Semana de la Moda de Milán con una línea inspirada en la textura, el colorido y la diversidad de las flores. Una colección dividida en tres partes con mujeres seguras de sí mismas que enseñan las piernas para ir a trabajar y que se envuelven en tul para brillar en las veladas nocturnas. Armani propone una infinidad de looks working girl de formas arquitectónicas y otras tantas oversizes en los que las transparencias y los shorts están más que permitidos y que se complementan a la perfección con coquetas blazers. El creador dice sí a las zapatillas deportivas para pisar el asfaltocon seguridad y sin perder ni un ápice de feminidad. La segunda parte del desfile se llenó de minivestidos con cuerpos bordados y faldas casi infantiles de mucho volumen. Todo en una gama de colores fría. Para Armani, la noche está reservada, una vez más, para el infalible y sofisticado negro en vestidos largos con originales bajos de tul de color rojo y escotes asimétricos.

Ciao Milán. Salut París.