Pasarela

Hollywood demanda cuerpos yoyó

  • Aunque Gwyneth Paltrow utilizó una prótesis para aparentar 125 kilos en 'Amor ciego', la mayoría de los actores prefieren darle un toque de realidad Especialistas revisan todo el proceso para evitar riesgos

La caracterización de un personaje es un proceso largo y difícil: hay que documentarse, modificar el estilo, la forma de hablar, los movimientos... E incluso, en los casos más extremos, hay que jugar con el peso. Este es un tema polémico porque ganar o perder kilos no es ya sólo una cuestión de apariencia sino, también de salud. Sin embargo muchos son los actores y actrices que han experimentado radicales cambios físicos por exigencias del guión.

Christian Bale es todo un maestro de la transformación. En 2004 perdió 28 kg para interpretar a Trevor Reznik en El maquinista, un joven con problemas de insomnio. Tan solo un año después ganó 44 kg de musculatura para dar vida a Bruce Wayne, el misterioso millonario que se esconde tras la máscara de Batman. En 2013 volvió a darle un vuelco a su cuerpo, pero esta vez para traspasar los 100 kg en La gran estafa americana. Parece que a Bale no le dan miedo las estrías.

Otras veces los cambios de peso se hacen de dos en dos. Para meterse en el papel de dos enfermos de sida, en Dallas Buyers Club, Matthew McConaughey y Jared Leto tuvieron que degradar su figura hasta el punto de que sus costillas eran más que visibiles. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa y finalmente ambos ganaron el Oscar. Igual le ocurrió a Charlize Theron, que 15 kg de más y una dentadura postiza le valieron la preciada estatuilla.

Tom Hanks también sabe lo que supone ser seropositivo en la ficción. Su evolución durante Philadelphia fue progresiva para que el espectador fuese notando los cambios. Sin embargo en Naufrago tuvo la suerte de que el rodaje se detuvo durante todo un año para que pudiese perder 30 kg y le diese tiempo a crecer tanto la barba como el cabello.

Pero si hay una actriz que es famosa por sus cambios de imagen, tanto en la ficción como en la realidad, y ya sea por cuestiones de peso o la cirugía estética, esa es Renée Zellweger. Esta rubia tejana no sólo fingió un clásico acento británico para El diario de Bridget Jones, sino que además tuvo que redondear su figura. Un año después ya volvía a tener una esbelta silueta para el musical Chicago.

En el panorama cinematográfico español también hay buenos ejemplos de cuerpos versátiles. La comedia Gordos, tal y como su nombre indica, exigía que sus actores ganasen algún que otro kilo. Entre todo el reparto destaca el camaleónico Antonio de la Torre, quien interpretaba a un antipático presentador que, aunque antes gozaba de un aspecto formidable, ahora anuncia pastillas para adelgazar. Durante el rodaje contó con la ayuda de un médico endocrino y una nutricionista que le indicaron cómo pasar de 69 kg a los 102 kg sin que los cambios le afectasen gravemente a su salud.

Santiago Segura también es un adicto a los cambios de peso en pantalla: por cada entrega de Torrente engorda entre 20 y 30 kg. En alguna ocasión el actor ha confesado que "es una pena tener que engordar tanto por el sacrificio que viene después".

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