No se puede hablar de Sarah Ferguson sin mencionar al príncipe Andrés de Inglaterra ni al príncipe Andrés sin hablar de Sarah Ferguson. La pareja se separó en 1992 divorciándose definitivamente cuatro años más tarde pero sus vidas nunca han dejado de estar unidas, y no sólo porque tienen dos hijas en común, Beatriz y Eugenia. Andrés y Sarah siguen viviendo juntos y ella acaba de ser readmitida en el círculo de la reina Isabel II. Hace sólo unos días acompañó a su ex marido y a sus hijas a Ascot -donde saludó a la soberana haciéndole la pertinente reverencia- dando una imagen de familia unida y feliz. Tanto es así que los tabloides británicos no dudan en hablar de reconciliación pero nada más lejos de la realidad. Sobre todo desde que ha entrado en escena Manuel Fernández, un empresario de origen asturiano y nacionalidad británica que "ha embelesado", tal y como dice la prensa amarillista del Reino Unido, a la duquesa de York. Sarah no oculta que Manuel es su alegría, pero ¿quién es en realidad?

El 'íntimo' amigo de Ferguson -al que conoció hace año y medio gracias a un amigo en común- tiene 47 años, ocho menos que ella. Comenzó su carrera profesional en el ejército británico, pero debido a su carácter emprendedor pronto se dejó seducir por el mundo de los negocios. Tiene una productora de cine independiente, Braveheart Films, de la que fue fundador y es director general, y lleva adelante un portal de estilo de vida (vVoosh) en el que los usuarios comparten experiencias. "Hay que vivir bien" es su lema.

Manuel vive en una casa de 1,2 millones de libras en el norte de Londres y es conocido por su participación en actividades filantrópicas, especialmente contra la violencia de género desde que su hermana muriera a manos de su ex pareja. Un espíritu solidario que comparte con Sarah Ferguson. Dicen los que lo conocen que además de por su evidente atractivo físico, Fernández llama la atención por su personalidad "enérgica y encantadora". Cualidades que fascinan a la duquesa. En su perfil profesional se define como un enamorado de "los animales, el deporte, ayudar, reír, el amor, la vida, meditar y la naturaleza".

El "misterioso acompañante" de Sarah ya no es tan misterioso. Sólo el tiempo dirá si su relación termina de consolidarse o se queda en cenas, viajes y fiestas juntos, que tampoco está mal.