Pasarela

Las madres ya han cambiado

  • La última portada de 'Elle', en la que una modelo posa amamantando a su hijo, abre de nuevo el debate sobre el indefinible patrón maternal

La edad y la experiencia son las mejores bazas de una madre para hacer entender a su hijo que es una mujer normal, sin súper poderes y con las mismas faltas que podría encontrar en cualquier otra persona. Todavía supone un reto ser mamá, es difícil ser un ejemplo para otros, luchar contra la culpabilidad, los miedos y reponerse ante los golpes de la vida porque hay alguien que depende de ti para crecer. Pero las madres ya han cambiado. Un giro que en tres décadas ha sido casi sobrecogedor, quizás brusco. Si para nuestras abuelas la maternidad era lo único y para nuestras madres lo correcto, en la actualidad la maternidad es una opción, es entender que ser madre no es exclusivo sino una parte más en la vida de una mujer, que puede atender a su familia y realizarse como profesional y como persona. Una evolución que a partir de los 90, especialmente, hemos empezado a ver a través de las famosas, como iconos, en la mayoría de los casos, desde las portadas y el cine. La maternidad no es a día de hoy un sacrificio absoluto. Y ha de celebrarse.

Ahora que las redes sociales están llenas de belfies (madres amamantando a sus hijos) y siluetas premamás, puede parecer increíble que la portada de agosto de la edición estadounidense de Vanity Fair de 1991 levantara ampollas entre los sectores más conservadores. En la misma, una jovencísima Demi Moore posaba para Annie Leibovitz completamente desnuda y luciendo su barriga de embarazada de siete meses. Hizo escuela. El reportaje, firmado por Nancy Collins, hablaba de "futuras mamás todavía de buen ver". Creó tendencia, un fenómeno que no ha dejado de crecer. Enseñar el cuerpo cuando alcanza su plenitud más allá de generar pudor se considera hermoso. Miranda Kerr, Eva Herzigova, Elle McPherson, Cindy Crawford, Shakira, Christina Aguilera, Mónica Bellucci o Claudia Schiffer, que posó embarazada a los 39 años para la edición germana de Vogue de junio del 2010, han seguido la estela de Moore.

A día de hoy, recuperar la figura y la vida sexual plena tras el parto es preocupación de las nuevas madres, incluso por delante de dar el pecho. Aunque sigue habiendo un alto porcentaje de mujeres pro-lactancia, entre las que llaman la atención unas cuantas caras conocidas. La moda de fotografiarse alimentando a los hijos con leche materna empezó en Instagram pero ya ha llegado a las publicaciones de moda. Este mismo mes la revista Elle australiana abre su edición para suscriptores con la modelo Nicole Trunfio amamantando a su hijo. No estaba previsto, pero la maniquí pidió al fotógrafo Georges Antonio parar un momento para dar de comer a su bebé, éste quedó tan fascinado por esa escena tan natural y espontánea que no dudó en convertirla en portada. Trunfio viene a sumarse al grupo conocido como tops de la lactancia, encabezado por Gisele Bundchen o Miranda Kerr, que han defendido la conciliación familiar-laboral compartiendo fotografías alimentando a sus hijos en plena sesión de maquillaje y peluquería, por ejemplo. A la moda también se sumó Doutzen Kroes, Olivia Wilde, Natalia Vodianova, Angelina Jolie o Alyssa Milano, claras defensora de la lactancia y la crianza con apego. Con total naturalidad han dado el pecho en público a sus bebés, Beyoncé, a favor del porteo y que no dudó en dar de comer a su pequeña en un café de West Village, o January Jones, que daba de mamar a su vástago entre escena y escena del rodaje que fue capaz de defender tan sólo dos semanas después de dar a luz. Famosa es también la posición de Salma Hayek, que no sólo presume de haber dado el pecho a su hija hasta el año y medio, sino que en un viaje a Sierra Leona no dudó en ofrecer su leche natural a un bebé, cuya madre ya no tenía alimento que darle.

Las mamás celebrities y su salto a los medios han cambiado la concepción de la maternidad en todo el mundo. Ahora, las cabezas de familia llevan todo adelante sin sofocos, son fashionistas e incluso más poderosas que sus parejas. Paula Echevarría, Sara Carbonero o Pilar Rubio son ejemplos de madres actuales, que no han renunciado ni un milímetro a quererse ellas mismas. La novia de Íker Casillas compartía sus sentimientos en este sentido hace unas semanas desde su blog de Elle. La periodista y ahora empresaria defiende el papel de madre "imperfecta", que a veces no puede llegar a todo y a la que aún le toca "lidiar contra el remordimiento de no pillar a su hijo despierto o haberse perdido sus avances de ese día". Carbonero terminaba diciendo que está convencida de que cuando su hijo Martín crezca estará "orgulloso" de ella. El concepto de la maternidad cambia y evoluciona pero nunca se podrá vencer al sentimiento de miedo y culpabilidad. Y es que, ciertamente, hay aún una tendencia a penalizar socialmente a quien no da el pecho a su recién nacido, acorta su baja de maternidad, no pide jornada reducida, no practica el colecho con su bebé o le deja llorar por la noche.

Ante esto, y no por egoísmo, no son pocas las famosas que retrasan el momento de tener hijos o simplemente descartan esa opción. Reciente es la presión de la princesa Charlene de Mónaco hasta que ha dado a luz a sus mellizos, lo que afectó a su autoestima. Otras, en cambio, han pospuesto la maternidad hasta después de los 40 y lo han vivido con absoluta normalidad. Susan Sarandon, Madonna, Nicole Kidman, Salma Hayek, Mariah Carey o Carla Bruni son ejemplo de ello. Cameron Díaz dice sin pelos en la lengua que le encanta su vida sin hijos y Jennifer Aniston, muy enfadada, dijo a un periodista que "no haber tenido hijos por la vagina no significa no tener instinto maternal". "Los hijos no están en la vida de algunas personas y hay que entenderlas", afirmó contundente.

Mónica Cruz o Elsa Pataky, en cambio, han defendido una maternidad más clásica y han optado por centrarse de momento en su vida familiar. Una opción más, claro que sí. Y es que al final todas son madres, nadie es quién para diseñar el patrón de la maternidad. Tener un hijo nunca puede ser una trampa par la mujer. Al fin y al cabo y como bien dice la periodista Carme Chaparro, que tiene dos hijas, "¿qué madre quiere lo peor para sus hijos?".

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