Pasarela

Esto va rodado

  • La comida sobre ruedas, más allá de las hamburguesas de la feria, toma fuerte impulso en Andalucía

Clima espléndido, como el de estos días, que invita a estar en la calle y "tomar algo", en una terraza o en un rincón imprevisto, un parque, un paseo marítimo o en una apartada plaza. La comida ya puede llegar hasta allí, sobre ruedas, el llamado food trucks. Como una evolución del camión de los helados y una revisión hacia lo gourmet de los puestos callejeros de siempre, los establecimientos sobre ruedas son ya una asentada tradición en Estados Unidos, en el Reino Unido, Francia o Australia y ahora comienzan a tomar fuerza en España y no sólo en las ferias o fiestas de siempre. Más allá de las hamburguesas de las tartanas, los kebabs y los aluviones patateros, los food trucks traen una oferta más selecta y descubrimientos gastronómicos a precios asequibles. Las caravanas de La Pirulina o Gabriella sirven ahora en la zona de Jerez y El Puerto de Santa María cupcakes, alfajores argentinos, crepes dulces y salados y en el caso de la segunda, en sus mesas, cenas con fondues de queso, fuet e ibéricos con barra libre de vino blanco. En Jerez precisamente en estos días de puente y motos hay una muestra de street food que revela la potencia de lo que sería un "nuevo formato" para degustar nuestro tapeo. La gastronomía del siglo XXI tiene aspecto vintage en su aspecto, pero renovada en su soporte y en su imagen.

En Cataluña, el País Vasco y en Madrid comienzan a proliferar los puestos sobre ruedas, como si fueran mercados gastronómicos móviles. Como orientación, por la costa de Vizcaya anda la Hambroneta, con sus bokapapas (bocadillos calientes), sus saladosas (ensaladas con todos los toppings posibles) y sus hambrocookies (galletas gigantes). En Barcelona está, por ejemplo, Cinderella, con sus hamburguesas con queso de cabra y confitura de tomate y croquetas de chipirones o setas; en Madrid, La Trastienda; y alrededor de la isla de Mallorca, Variat.

Cayetano Gómez, tras su experiencia internacional como cocinero, ha sido pionero en Sevilla con Lacayejera, vehículo que recala por doce puntos de la capital andaluza con su comida internacional de woks, tacos, cebiches, fish & chips y, por supuesto, hamburguesas de primer nivel. Lacayejera es ya un emblema del food trucks en Andalucía y el propio Cayetano aún se pregunta "cómo en España no había calado aún un fenómeno así", que reúne nuestro buen comer, el aire libre y el encuentro. Cualquier plaza o explanada se convierte en restaurante informal. En Estados Unidos hay michelines rodantes como The Fat Shallot, en Chicago; o GastroPod, en Miami. Nueva York, el lugar más foodie del mundo, hay caravanas de todos los sabores, Mexicue, Souvlaki (de cocina griega), El Olomega (con pupusas salvadoreñas), Schnitzel & Things (especialidades austríacas), o la demandada Korilla BBQ, con unos jóvenes neoyorquinos que han puesto de moda los platos coreanos. Viandas que hay que degustar a la sombra de un árbol.

En España tenemos la ventaja de añadir de añadir a la comida callejera la sombra de monumentos históricos o calles pintorescas como las de Setenil. Este pueblo de la sierra gaditana fue el elegido por la caravana Gabriella para reunir a sus seguidores de pastelería creativa llegados desde toda España. La argentina Gabriella Palumbo y su marido, Rubén, llegaron a España hace quince años y tras un tiempo en Madrid y Barcelona recalaron en la zona de Cazalla de la Sierra. Con el éxito de los cursos de tartas creativas y repostería de cupcakes decidieron reforzar la iniciativa con una caravana vintage que dentro de unos días estará en Tarifa pero que en este puente y en las semanas previas al verano se ubicará en el centro comercial Vistahermosa, en El Puerto. El presidente de este recinto, Diego Carmona, ha sido el impulsor para que Gabriella anime con su estilo diferente y sea una de las referencias de la ola food trucks que va asomando por nuestra tierra. La caravana iFood, con sede en Alhaurín de la Torre, recorre la Costa del Sol con hamburguesa y hot dogs que no tienen nada que ver con lo que habitualmente se sirven en las esquinas feriantes. El espíritu food trucks no va asociado expresamente al "matahambre", sino a la experiencia gastronómica informal. Si ello supone también el rescate de piezas automovilísticas curiosas, con las típicas Volkswagen Caravelle como más distintivas del sector, se une incluso la pasión automovilística con sabores tan auténticos como La Jamoneta, que recorre Andalucía con los productos de Sánchez Romero Carvajal.

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