Pasarela

Giorgio antes que Armani

  • La vocación por el diseño le llegó cerca de los 40, aunque siempre mostró una peculiar sensibilidad por el arte. Este año celebra cuatro décadas en el mundo de la moda convertido en un auténtico mito.

De vocación tardía, Giorgio Armani se propuso adaptar su creatividad italiana al mundo, y lo ha hecho. "Personalmente he conseguido mucho de la vida", ha dicho el diseñador. "Soy rico, era guapo, he tenido historias de amor y podría tener otras. Ciertamente, no he tenido todo, pero he tenido mucho. Soy famoso en todo el mundo y, cosa maravillosa, también soy amado. La otra cara de la moneda es que estoy convencido de haber llegado a un punto en el que debo recomenzar todo desde el principio. Tengo que ser capaz de ponerme a mí mismo en tela de juicio. Está bien que sea así. Empezar siempre es positivo. Más que llegar", sentencia. Sus cuatro décadas en el mundo de la moda le definen. Sobrio, recto, audaz… Giorgio es Giorgio, incluso antes que Armani.

Giorgio Armani estudió medicina pero abandonó la salud para cumplir con el servicio militar. Desde pequeño mostró una peculiar sensibilidad por el mundo del arte. Y liderazgo. Aficionado a la fotografía, comenzó a trabajar como dependiente y escaparatista -ésta era la parte que más le gustaba- en La Rinascente, los grandes almacenes más lujosos del continente europeo en aquellos años. Giorgio era joven pero no tanto, y la inquietud de ese intrépido hombre de negocios que lleva dentro continuamente le hacia toc toc. Pero, inteligentemente, pronto supo que antes de dar el salto tenía que formarse y aprender.

Empezó a diseñar para Nino Cerruti, trabajo que abandonó casi una década después. El motivo: creó su primera prenda y tanto le gustó, tanto se motivó, que decidió trabajar por su cuenta. Cuatro años más tarde fundó junto a su amigo y socio Sergio Galeotti la sociedad Armani dedicada a la moda masculina; un año después incluyeron la femenina. Juntos echaron a andar su marca, pero Galeotti, enfermo de sida, se fue pronto. Giorgio no se vino abajo, qué disparate, siguió adelante con su sueño. Y así creó su emporio.

Según el propio Giorgio Armani, ya octogenario pero con una energía envidiable, el estilo "es una cuestión de elegancia, no sólo de estética. El estilo es tener el coraje de hacer la propia elección y también el coraje de decir no. Es encontrar la novedad y la idea sin recurrir a la extravagancia". Desde que empezara a diseñar su mayor preocupación era adaptar su creatividad a las necesidades de la vida moderna. Así ha ido diversificando su inagotable inspiración no sólo en moda, donde dibuja patrones que van de la alta costura al mundo jeans, sino también en cosmética, perfumes, gafas de sol, bolsos, decoración y hasta hoteles. Las distintas firmas de la casa Armani defienden su propio universo caracterizado por una discreta ornamentación, la elegancia contenida y, cómo no, el impecable estilo made in Italy.

DE CINE

Dicen del modisto italiano que es el mago de la moda y el director de la estética universal de finales del XX. La conocida 'Era Armani'. De forma insólita ha revolucionado la indumentaria masculina con una sutileza digna de estudio. Insólito es también que haya aportado feminidad a la rígida sastrería y que esto haya sido tan bien acogido que ha puesto el estilo hollywodiense patas arriba. De sus manos salieron los patrones del vestuario del filme American Gigolo, de Richard Gere. No da puntada sin hilo este Giorgio. Tal fue su apuesta que este trabajo le llevó en 1982 a ser portada de la revista Time. Y de ahí al cielo. La meca del cine llamó a su puerta y sus colaboraciones con el séptimo arte desde entonces han marcado buena parte de su trayectoria. 

 

En la actualidad, su alianza con Hollywood está presente más que nada sobre la alfombra roja, sobre todo de la mano de su línea haute couture, Armani Privé. Sus diseños son los preferidos de estrellas como Cate Blanchett, Gwyneth Paltrow, Jessica Chastain, Nicole Kidman, Naomi Watts o Penélope Cruz. En cuanto a ellos, Robert de Niro o Russell Crowe suspiran -sí, suspiran- por sus trajes. Pero si hay que destacar una de sus musas ésa es Sophia Loren, la diva eterna, como eterno es el talento de Giorgio. "Pongo mucha obstinación porque temo el fracaso, aun el más pequeño", afirma el creador. Un mensaje que al final permanece intrínseco y comparte con el celuloide cinematográfico. Su vida, desde luego, bien podría llevarse al cine.

ANIVERSARIO

El 21 de julio de 1975 presentó su primera línea pret-à-porter con la que ya consiguió llevar el buen hacer de la moda italiana al escaparate fashion internacional sugiriendo un nuevo tipo de elegancia. Ese hombre que siempre viste de oscuro y que dice estar para un roto y un descosido celebra cuatro décadas en la moda. Pintando canas apostó por ser diseñador y actualmente define las tendencias mundiales. Forbes calcula que su fortuna ronda los 7.000 millones de dólares y tiene más de 7.000 empleados. El artista venerado que tiene su propio día en Nueva York y que ha sido protagonista de la primera exposición en honor a un diseñador vivo. Más celebridad que las celebridades a las que viste, hizo soñar a la princesa Charlene de Mónaco en el día de su boda y, dicen, hará lo propio, de nuevo en el principado, con la aristócrata Beatrice Borromeo.

 

"Un éxito como el mío requiere un compromiso total, hasta el punto de convertirse en tu propia vida», concluye. «Siempre supe que para lograr mis objetivos tenía que comprometerme totalmente con el trabajo, sacrificando gran parte de mi vida por él. Y eso fue lo que hice. A veces me siento mal por haber dejado a un lado a mis seres queridos y mi propio tiempo personal. Pero, a pesar de todo, no me arrepiento, arrepentirse no vale la pena, te frena. Soy un hombre activo, dinámico, y cada vez que me involucro en un nuevo reto la adrenalina de la creatividad tiene un efecto rejuvenecedor en mí", ha confesado el italiano a la revista Vogue. Y es que cuando se trata de trabajar, ahí si es Armani antes que Giorgio.

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