Pasarela

El feliz matrimonio del príncipe Carlos

  • El heredero de la corona británica y Camilla Parker Bowles celebran hoy su décimo aniversario de boda, un enlace que selló un idilio de más de 30 años, transcurrido entre la clandestinidad y la polémica

El príncipe Carlos de Inglaterra se casó en julio de 1981 con Diana de Gales y del matrimonio nacieron dos hijos: Guillermo y Enrique. En 1992, la pareja anunció su ruptura, que desembocó cuatro años después en divorcio. La prensa británica destapó entonces la relación que el primogénito de la reina Isabel II había mantenido durante años con Camilla Parker, una amiga que conoció en 1970 en un partido de polo en Windsor y de la que se enamoró perdidamente. Después de una largo noviazgo furtivo, ambos se dejaron ver en público y Camilla, también divorciada, pudo acompañar a su pareja en diferentes actos oficiales. De amante a Alteza Real. Así puede resumirse la historia de amor de Carlos de Inglaterra y su esposa, la duquesa de Cornualles, que hoy celebran su décimo aniversario de boda, un enlace que selló un idilio de más de 30 años, transcurrido entre la clandestinidad, los cotilleos y las revelaciones explosivas sobre la relación.

Después de tres décadas de amor y confianza mutua, el heredero de la corona británica y Camilla se casaron el 9 de abril de 2005 -un día más tarde de la fecha anunciada oficialmente debido a la muerte del papa Juan Pablo II, ya que Carlos tuvo que asistir el día 8 de abril al funeral en Roma- en una breve ceremonia civil, de apenas 20 minutos de duración y sin imágenes, en la localidad de Windsor, a poco más de 30 kilómetros de Londres. Sin beso ni abrazo en público, el príncipe de Gales y Camilla, que entonces tenían 56 y 57 años, respectivamente, salieron del ayuntamiento felices por haber logrado el sueño de su vida dejando atrás un escándalo que puso a prueba a la monarquía británica.

El príncipe Carlos y Camilla se conocieron y enamoraron siendo muy jóvenes, pero su historia terminó en diciembre de 1972, cuando el heredero del trono se embarcó en un buque de la Marina británica durante más de medio año y sus vidas siguieron por caminos diferentes. Meses después, Camilla contrajo matrimonio con un antiguo novio, el oficial Andrew Parker Bowles, con quien tendría dos hijos -Laura y Tom Parker Bowles- y del que se divorciaría en 1995. Aún después de casada, Camilla mantuvo una estrecha amistad con Carlos, con el que disfrutaba de aficiones comunes, como el polo o la caza; de ella se dice que animó al príncipe a casarse el 29 de julio de 1981 con lady Diana Spencer.

Pocos años después de esa boda, Camilla reanudó su relación con el heredero del trono. Y es que nunca dejaron de quererse. Según su círculo más cercano, la forma de ser de Camilla acabó superando con creces a la enorme belleza de la princesa Diana. Sus más allegados coinciden en que ésta tiene un sentido del humor sublime y es una mujer muy divertida, una actitud que compensa a la del príncipe Carlos, que desde niño ha vivido en un ambiente estricto, condicionado por el papel que debía desempeñar en el presente y el futuro dentro de su célebre familia. Precisamente, parece haber sido esta simpatía natural de la duquesa la que se ha ganado el corazón de la población británica, que parece haberla 'perdonado' y aceptado finalmente como la pareja adecuada para el futuro soberano del Reino Unido. Un objetivo que ha requerido de mucha paciencia, ni más ni menos que una década.

La pareja tardó varios años en coincidir y dejarse ver juntos en actos y eventos públicos. La reina Isabel II no reconoció a Camilla hasta el año 2000, cuando la invitó a una fiesta en honor del antiguo rey de Grecia, Constantino. El anuncio oficial de su enlace causó sorpresa en el país, aunque la mayoría lo vio como la salida más lógica para resolver la compleja e irregular situación de la pareja.

Relegada a un segundo plano hasta que se convirtiera en la esposa del heredero a la corona británica, Camilla nunca llegará a ser reina de Inglaterra -adoptando el papel de princesa consorte cuando su marido llegue al trono, acuerdo al que llegó antes de su boda real- pero esto poco importa al matrimonio, que pese a quien pese ha demostrado profesarse amor, y del bueno.

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