Pasarela

La paz que sí pudo firmar la familia Sánchez Vicario

Debía haber sido una de las noticias de los periódicos del sábado 29 de junio de 2013: "Los Sánchez Vicario firman la paz". Tres párrafos rubricados por los padres de la ex tenista, Emilio Sánchez y Marisa Vicario, Arantxa y su marido, Josep Santacana, que nunca han visto la luz, podrían haber acabado con más de un año de guerra familiar pública desde que en febrero de 2012 la ex tenista publicara sus memorias, Arantxa, ¡vamos!, en las que acusaba a su familia de haber malversado la fortuna de 45 millones de euros que ella calculaba haber ganado a lo largo de su carrera. "El resultado fue catártico: tenía ganas de vomitar todo lo que sentía. Y lo hizo", desvela una de las personas que trabajó con la edición del libro. El asunto levantó una polvareda mediática enorme, pero después poco más se ha sabido, hasta hoy.

Vanity Fair ha vuelto a sacar el tema a la luz pública con un titular: "La guerra entre Arantxa Sánchez Vicario y su familia pudo terminar en 2013". Sin embargo, dos años después no han firmado la paz. La revista intenta analizar puntos tan espinosos como que Arantxa afirma estar arruinada por culpa de sus padres pero acaba de adquirir un ático de lujo en Miami. Todo mientras sus progenitores, a través de sus abogados, han dicho que las acciones judiciales están "siendo aprovechadas por la demandante y su esposo para urdir, sin complejo alguno, una nueva ocultación de su patrimonio y dejar a sus acreedores sin posibilidad alguna de resarcimiento".

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