Pasarela

La Reina encuentra su sitio

  • 'Vanity Fair' habla de doña Letizia con los que mejor la conocen y asegura que antes de que saltara el escándalo Nóos ya estaba enfrentada a Urdangarín.

Lleva más de una década siendo el centro de todas las miradas y apenas quedan rincones de su vida privada que no hayan sido expuestos a los medios de comunicación. Pero la revista Vanity Fair ha dado una vuelta de tuerca a la intimidad de Doña Letizia hablando con los que mejor la conocen, un trabajo de investigación que lleva preparando seis meses y que ahora ve la luz.

La publicación asegura en un extenso reportaje que la Reina ha conseguido por fin el sitio que tanto ansiaba en Zarzuela. Ha logrado reinventarse y ponerse en el lugar que le corresponde ofreciendo una imagen mucho más cercana y sonriente, pero en el camino, según puntualiza la revista, ha tenido más de un enfrentamiento con su familia política y con su propio esposo (sus amigos admiten que hace unos años el matrimonio sufrió una crisis fuerte y que temieron lo peor). Según explica la revista, la Reina lleva años enfrentada a su cuñado Iñaki Urdangarín. El marido de la infanta Cristina pasó de ser el confidente del príncipe y su entonces novia a tener una áspera relación con doña Letizia. Es más, Vanity Fair dice que ambos se consideraban personas non gratas. Aunque la enemistad de la Reina con su cuñado no surge a raíz del caso Nóos, como se podría pensar, sino cuando se entera de que el marido de doña Cristina estaba poniendo a su esposo en su contra. "Si antes la relación era fría, tras el caso Nóos se hizo insostenible", aseguran a la revista.

También tuvo enfrente a su propio suegro, aunque con él ha sabido limar las asperezas. Así lo dice Fernando Ónega después de que el monarca emérito le llegara a reconocer en privado que su nuera "últimamente" lo está haciendo muy bien.

En el número de abril de Vanity Fair también desvelan cómo es la Reina en su día a día. Se levanta a las seis y cuarto de la mañana y es quien se encarga de despertar y vestir a sus hijas e incluso les prepara el desayuno antes de que se vayan al colegio.

Los que mejor la conocen la definen como una mujer que cuida al milímetro cada detalle y a la que le preocupa llevar una vida sana. Afirman que supervisa personalmente los menús de las cenas de gala y es quien decide qué se debe comer. Además, dicen que detesta la bollería industrial, los productos manufacturados y las máquinas expendedoras y que suele dar mucho la lata a los de su alrededor para que dejen de fumar.

Aunque hace deporte -suele correr y montar en bici por las inmediaciones de palacio- no le gusta tener un entrenador personal, como tampoco tener asesoramiento a la hora de escoger su vestuario. No tiene ni doncellas ni ayudas de cámara y es ella quien escoge su vestuario sin enlaces con las marcas o estilistas. Sus más íntimos aseguran a Vanity Fair que es ella quien compra las prendas o las encarga por catálogo y que lo que le interesa únicamente es "ir correcta", sin importarle las tendencias. La definen como una persona "tremendamente austera que no aprecia los regalos ostentosos".

Han hablado también de sus posibles retoques estéticos y desmienten que se haya operado el mentón o que vaya a someterse a una braquioplastia, aunque reconocen que sí se operó la nariz.

En lo que todos sus allegados coinciden es en que ahora la ven mucho más feliz, aunque según dicen, "ella insiste en que sonríe y trabaja igual que antes".

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