Pasarela

El fetichismo desata la locura

  • El comprador de un diente del músico John Lennon, que desembolsó 30.000 euros para hacerse con él, quiere utilizarlo para clonar a su ídolo.

El fenómeno fan puede llegar a límites insospechados. Una cosa es admirar a alguien, volverse loco por ellos, dejarse la garganta en las ovaciones, llenar las paredes de pósters, coleccionar sus películas, series, discos de músicas u obras de arte o hacer colas de días para estar en primera fila de un concierto. Todo eso, dentro de la locura, puede considerarse algo normal si se compara con la cantidad de dinero que algunos han llegado a gastar por conseguir objetos que han pertenecido a sus ídolos. La última adquisición extravagante tuvo lugar esta semana, cuando alguien compró por 1.047 euros un trozo de la tarta que se sirvió hace 37 años en la boda del príncipe Carlos y Diana de Gales. El pastel se conservaba en su envoltorio original decorado con el emblema del príncipe de Gales y el monograma CD. Venía acompañado de una tarjeta en la que ponía: "Con los mejores deseos de Sus Altezas Reales, el Príncipe y la Princesa de Gales".

Entre los objetos más emblemáticos que se han subastado está el vestido que Marilyn Monroe lució en el cumpleaños del presidente John F. Kennedy, que se vendió por la friolera cantidad de 1,3 millones de dólares, el conocido guante de diamantes de Michael Jackson, por el que se pagaron 192.000 dólares, y un disco firmado en el año 1967 por Los Beatles que fue adquirido por 290.500 dólares. Estos tres se encuentran entre los personajes cuyos objetos más dinero recaudan, pero el rey de las subastas es Elvis Presley. 20.480 dólares costó su teléfono, un collar de oro de 14 quilates con sus iniciales grabadas recaudó 31.250 dólares y su carnet de biblioteca se vendió por 7.500 dólares. En la extensa lista de los objetos del Rey del Rock que han salido a subasta hay uno que llama la atención más que el resto. Se trata de unos calzoncillos usados que Elvis llevó puestos en un concierto que ofreció en el año 1977. La casa de subastas Omega le puso a la prenda un precio de salida de 10.000 dólares. Lo extraño de este caso, comparado con lo que se ha pagado por otros objetos de la estrella musical, es que nadie pujó por ellos. Aunque es comprensible que nadie quiera unos gayumbos sin lavar. Distinta suerte corrieron los calzoncillos de Walter White, protagonista de la serie Breaking Bad. Coincidiendo con el final de la ficción se organizó una subasta con objetos utilizados en algunos de los capítulos, y uno de ellos fue este, por el que pagaron 7.300 euros. Conseguir los mechones de pelo de sus ídolos es una de las pujas que más llevan a cabo los fans. Por el de Elvis se pagaron 18.300 dólares y por el de Mick Jagger 6.000. Pero el mechón de pelo más caro es el del rubio Justin Bieber, por el que una seguidora desembolsó 40.668 dólares. La escandalosa cantidad de 14.000 dólares fue lo que gastó un fans de Britney Spears por un chicle mascado por la cantante. Una venta insólita que hay que destacar es la del diente de John Lennon. Michael Zuk lo consiguió por 30.000 euros en el año 2011 pero la historia no se quedó ahí. Lo sorprendente ocurrió el año pasado cuando Michael admitió que el motivo de haber gastado tanto dinero en el diente es porque tiene un sueño: traer de vuelta a su ídolo y gracias a la pieza dental quizás pueda extraer el código genético para clonarlo.

En los últimos años también triunfan en las subastas objetos más normales sobre todo de actores, actrices y cantantes. Vestidos de estrellas como los de Amy Winehouse, Keira Knightley o Lady Gaga, o zapatos pertenecientes a la modelo Kate Moss, la actriz Sarah Jessica Parker o el jugador de baloncesto Michael Jordan superan los 10.000 euros cuando son pujados. Y más de 25.000 es lo que se suele conseguir cuando salen a subasta las joyas de las celebrities. Las que baten todos los récords son las que pertenecieron a Liz Taylor. 116 millones de dólares fue lo que se recaudó en el 2011 por una subasta que organizó Christie's, batiendo el récord de la mayor puja que se ha hecho por una colección de joyas pertenecientes a una sola persona. Gastarse estas cantidades de dinero por esos objetos es una auténtica locura. Pese a que desembolsen cifras inalcanzables por todos estos objetos, por esta vez los fans se salvan porque en la mayoría de ocasiones el dinero va destinado a causas benéficas.

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