Con la venia

Fernando Santiago

Democracia Real

EXCELENTE diagnóstico. Se desconoce la terapia. Así podría resumirse la movilización que desde el 15 de mayo llevan a cabo grupos variopintos en distintas plazas españolas. Me parece normal que la gente se indigne y se movilice contra unas políticas que están causando sufrimiento: "el dinero antes que el ser humano" como dicen en su manifiesto. Tiene el encanto de lo romántico: grupos sin dirección ni líderes, sin estructura y sin ideología concreta, espontáneo y moderno en su convocatoria, que saben con certeza que hay que rechazar lo que se ha hecho hasta ahora pero que no saben con exactitud qué hay que hacer. Un aire al verano de las flores, el mayo del 68, los movimientos contra las nucleares, el telón de acero o las revueltas árabes. Con ese recurrente uso de redes sociales y nuevas tecnologías. Una brisa de aire fresco en un sistema que desde hace tiempo huele a humedad: la política dominada por las cúpulas de los partidos donde nadie puede participar porque todo se decide entre un reducido grupo de profesionales, la economía dedicada a resolver los problemas que tienen los bancos. En definitiva, la política y la economía han dado la espalda a la gente cuando debería promover "la igualdad, el progreso, la solidaridad, la sostenibilidad, el desarrollo, el bienestar y la felicidad de la mayoría" como dice en su primer punto el manifiesto de los movilizados. Reitero: el análisis que hacen es certero y pueden sentirse reflejados en él una inmensa mayoría sin necesidad de ser perroflautas, como despectivamente se les ha llamado.

No se sabe el motivo por el cual el movimiento surge en medio de la campaña, y no en aquel fatídico 9 de mayo en que cambió la política económica en Europa. Nos hubiéramos evitado el esperpento de ver a los políticos acercarse: los del PP que dicen que es normal estar indignados con el gobierno, los del PSOE que es normal estar indignados con los banqueros y con la política de derechas y los de IU que se señalan a sí mismos como el voto de los descontentos. Todos en un ejercicio de oportunismo sin precedentes. Entre los movilizados hay anarquistas, antisistema y románticos izquierdistas que piensan que otro mundo es posible. Es probable que las elecciones cambiarán poco las cosas, de la misma manera que es seguro que cuando cambie llegue al gobierno el PP los recortes sociales serán brutales en el mismo sentido de ajustes presupuestarios que nos reclaman las autoridades monetarias y los banqueros. El problema es que no sabemos cuál es la terapia correcta .Veo con simpatía lo que ocurre pero eso de Democracia Real, qué quieren que les diga, me suena al socialismo real y a las repúblicas democráticas. Y cuando veo a Cayo Lara, venerable y patético anciano, que se quiere sumar al carro, procuro cambiar de acera. Todo puede empezar con un grito aunque ya veremos cuando pasen las elecciones, si esto es algo más que un movimiento fomentado por los medios de comunicación en virtud del famoso principio de incertidumbre de Heiseberg.Al fin y al cabo, como dice John Steinbeck en Las uvas de la ira ,nosotros somos la gente.

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