Efecto moleskine

Ana Sofía / Pérez Bustamante

Febrero, arte, azul

CON esta primavera final de febrerillo loco la ciudad es un privilegiado espacio expositivo. El paseante solitario puede admirar en Diputación las fotos gigantes de Ouka Lele: esta vez me ha sorprendido la belleza de sus desnudos femeninos, desde las formas de una Venus del espejo hasta la calidad táctil de una piel sedosa. Muy cerca, en la galería Benot, Eva Arango ofrece bajo los auspicios de Antonio Agudo su primera individual. El magisterio de Chema Madoz, por ella reclamado, lo veo sobre todo en un objeto-poema, Sillas en clave de sol. Se trata de una partitura con notas silliformes que dan un nuevo sentido al juego de las sillas musicales. El resto de los pequeños cuadros yo lo pondría bajo la advocación de Jorge Guillén: "Beato sillón. La casa/ corrobora su presencia/ con la vaga intermitencia/ de su invocación en masa/ a la memoria…". Una de las salas del castillo de Santa Catalina se abre a las molas: son las telas bordadas que para sus blusas cosen las indias Kuna de Panamá. Es la infancia de los ojos: los fuertes colores de los cuadrados rojos, naranjas, amarillos, sobre la pared tan blanca; las líneas puras de los laberintos de coral, los peces, los pájaros, las personillas, las flores; la sencillez de una forma de vida que depende de las manos. Más allá están los cuadros de la escuela cuzqueña, lienzos del XVII en adelante a los que el clima americano ha sorbido el color original, pero donde aún vibran esas vírgenes de manto triangular inmenso que contiene todos los astros, frutos y animales como lo que son: auténticas Pachamamas, diosas de la tierra. Y arriba, los trabajos seleccionados por el premio de creación artística Juan Luis Vasallo, con la foto ganadora, Durmiente, del jerezano Juan del Junco. Es curioso que el sueño profundo de la piedra ostionera, allí donde quizá estuviera el templo de Astarté, sea dormir en la hierba a la sombra de un árbol inmenso. Como quien dice el árbol de la vida. En mi blog, Cuaderno de Cádiz, ofrezco dos estrenos mundiales: las Coplas de Pelayo Quintero y la dama de Cádiz, letra y música de Antonio Flor, y el poema Desembarqué, de Nerea Galán.

En la fiebre azul de este final de febrerillo loco, con toda la ciudad tranquilamente echada a la calle (donde mejor se está), es posible sentir que "Es tan mío el Amor que se hace patria"; que "quién nunca pudo encontrar/ teniéndola tan cerquita/ su propia felicidad"; y que, como podría decir un haiku caletero, "Centro del ojo:/ el azul de las olas/ luce en silencio".

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