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Calle Ancha

Alberto Ramos / Santana

Salvemos la Caleta

NO soy de los que pueden presumir, con orgullo, de que desde niños se han bañado en la Caleta, aunque podría decir que dos de mis hijos la conocen desde su más tierna infancia. Pero sí puedo presumir, como tantos miles de gaditanos, de que la Caleta ha sido escenario de caminatas matinales y vespertinas, de paseos solitarios y románticos, de baños al amanecer y al atardecer, de reflexiones mirando al mar, y de nostalgias al atardecer, y no estaría haciendo una recreación literaria. Por eso me alegra que el Consorcio para la conmemoración del Bicentenario de la Constitución de 1812 haya decidido que, para restaurar el espigón del Socorro, no se drague el fondo rocoso de la Caleta, y se opte por buscar un catamarán con un calado que no dañe el ecosistema de la singular playa gaditana. No es una derrota del Consorcio, aunque sea una victoria de la recién nacida, y bienvenida, "Plataforma Salvemos la Caleta"; es una demostración de que la cordura y la razón pueden imponerse en este mundo tan politizado.

La "Plataforma Salvemos la Caleta", surgida de un entorno de individualidades y colectivos de Cádiz, se forma ante la noticia, evidenciada documentalmente, de que las obras previstas en el entorno del Castillo de San Sebastián, con motivo de la celebración del Bicentenario de la Constitución de 1812, alteraban notablemente el paisaje tradicional caletero, que tanto aprecian los gaditanos, una alteración paisajística rechazada masivamente, que ha provocado una avalancha de firmas en apoyo a la declaración de la Caleta como Monumento Natural, a lo que habría que añadir, ahora que la Junta de Andalucía lo ha puesto de moda, el valor añadido de "patrimonio etnológico".

La playa de la Caleta, el Paseo de Quiñones y el enclave del Castillo de San Sebastián, además de ser un conjunto paisajístico de valor inestimable, forma parte del patrimonio y la memoria sentimental de la mayoría de los gaditanos, al mismo tiempo que es un icono memorable de muchos de los que visitan la ciudad de Cádiz. Por otra parte, la riqueza biológica que guarda la Caleta, que nunca ha sido alterado por el marisqueo popular -salvo, quizás, los excesos cometidos con determinadas fiestas carnavalescas-, son de un valor incalculable que la ciudadanía debe defender a capa y espada. Por todo ello hay que apoyar a la "Plataforma Salvemos la Caleta", que si, por una parte, se puede sentir satisfecha de que se haya acordado por el Consorcio del Bicentenario de 1812 no dragar el fondo rocoso en torno a san Sebastián, todavía debe luchar, junto con todos los gaditanos, para que no se deteriore más, con piscinas y pérgolas innecesarias, el Paseo Fernando Quiñones, y oponerse a cualquier modificación paisajística y natural del entorno caletero. Salvemos la Caleta.

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