Opinión

Rafael Caldelas López / Sacerdote

El Beato Diego José de Cádiz y los sacerdotes

DEL 19 de junio de 2009 al 19 de junio de 2010 Su Santidad el Papa Benedicto XVI ha establecido Año Sacerdotal, con motivo del 150 aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, Juan María Vianney.

Lo anunció ante la Plenaria de la Congregación para el Clero, el día 16 de marzo pasado: "Corresponderá a vuestra Congregación, de acuerdo con los Ordinarios diocesanos y con los superiores de los institutos religiosos, promover y coordinar diversas iniciativas espirituales y pastorales que parezcan útiles para hacer que se perciba, cada vez más, la importancia del papel y de la misión del sacerdote en la Iglesia y en la sociedad contemporánea".

Según comunica la Santa Sede, el tema del presente Año Sacerdotal es Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote; concede durante el mismo a los fieles y sacerdotes, con las condiciones requeridas, Indulgencia Plenaria y Parcial, según los casos, aplicables a los sacerdotes difuntos; se proclama a San Juan Vianney Patrono de todos los sacerdotes del mundo; se pretende impulsar la formación permanente de los sacerdotes, uniéndola a la de los seminaristas, porque el Papa quiere la "indispensable tendencia a la perfección moral que debe albergar todo corazón auténticamente sacerdotal"; se expone también la reliquia de Santo Cura traída para esta ocasión a Roma por el Obispo de Belley-Ars, Mons. Guy Bagnaard; y se publica el Directorio para los confesores y directores espirituales junto a una recopilación de textos del Pontífice sobre temas esenciales de la vida y misión sacerdotal en nuestros días.

La presente celebración revive en los católicos cuanto dicen los biógrafos de Fray Diego José de Cádiz y los sacerdotes.

Tenía, afirman, un concepto altísimo del sacerdote y lo demostraba con obras. "Mis venerados Padre y Señores", decía al nombrarlos, y les hablaba de rodillas. El padre de un misacantano que le oyó hablar así sobre el sacerdocio, en la Primera Misa de su hijo, no volvió a sentarse delante de su hijo. "No puede, decía Fray Diego a un Obispo que quería que predicase a los sacerdotes desde el púlpito, son sacerdotes y me parece que los veo en el Altar con la Sagrada Hostia en la manos. ¿Qué otra cosa en honrar a los sacerdotes, sino un acto de religión? Esta virtud sobrenatural, no sólo enseña el culto directo, absoluto, inmediato a Dios, sino también el indirecto, mediato y respectivo; y los sacerdotes somos dispensadores de los sagrados misterios, embajadores de Dios" (Oración Gratulatoria que Fray Diego pronunció en la sala consistorial de las Casas Capitulares de la M. N. y M. L. Ciudad de Sevilla, a presencia de los Señores veinticuatro y demás individuos de su Ilustre Ayuntamiento, con motivo de su toma de posesión de Veinticuatro más antiguo de aquel Ayuntamiento).

El 1 de mayo de 1799 se le concedió a Fray Diego, en la Universidad de Granada, los grados de Maestro en Artes y Doctor en Teología y Derecho Canónico; en aquella ocasión, pronunció, en latín, la alocución, que, traducida al castellano, y muy resumida, decía lo siguiente:

"El Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de nuestros padres, ha querido agradecer y honrar en estos últimos días a Jesús, su Hijo, en la despreciable persona de este puñado de polvo y ceniza que soy yo, sin haberlo detenido mis maldades. ¿Cómo así? ¿Queréis saberlo? Escuchad. Se me ha dado la gracia para anunciar el Evangelio; ni esta doctrina es mía, ni las palabras las saco yo de la cabeza, sino que las he recibido de aquel que dijo "no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre, por vosotros. Por tanto, no permitas, Señor, que otro que tú, se lleve la gloria y el aplauso"…

Por eso, se sentía "antípoda de Cristo". "Yo soy el que Vd. conoce, pero no quiero serlo", decía a su director espiritual. Sabía que específica y sacramentalmente estaba identificado con Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, sin que pudiera ser sustituido por nadie, ya que el sacerdocio ministerial se distingue esencialmente del sacerdocio común de los fieles.

Estos son, entre muchos, algunos de los testimonios que podemos encontrar en la vida del Beato Fray Diego José de Cádiz, uno de los profetas más grandes, sobre el sacerdocio, del siglo XVIII.

Para meditar y celebrar…

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