Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

Columna vertebral

Ana Sofía Pérez -Bustamante

¡Viva Porú!

Se ha inaugurado la XXIV Feria del Libro, dedicada a Mario Vargas Llosa y la literatura peruana. La feria, como su nombre indica, es una muestra y mercado de novedades. Se trata de hacer atractivo el producto, y el cartel de Ajubel es precioso. Otra cosa es que, como observa Francesco Piccolo ("Escribir es un tic"), el mundo se divide en dos civilizaciones: la de los que leen o escriben, y la de los que ni escriben ni leen ni tienen intención de hacerlo, aunque, bueno, tienen ganas de empezar un día de estos, y se han prometido leer todo lo que no han leído el próximo verano, o cuando se jubilen. Ni los primeros ni los segundos necesitan ferias promocionales, pero el negocio sí. Claro que me decía una amiga que no le parecía nada bien dedicar la feria a un escritor que no va a venir, con lo cual se desluce el reclamo. Sería, pues, una cortesía de Mario Vargas Llosa presentarse de repente en Cádiz. O morirse ahora mismo, en el hueco de la semana ferial, que es otra manera de llamar la atención por ausencia, no estando, lo que nos permitiría convertirnos en algo así como visionarias plañideras (un deporte nacional, dicho sea de paso: nos gusta tanto que se mueran los famosos). Pero aunque Vargas Llosa tuviera este detallazo, en la feria no se puede decir que haya mucho peruano, a no ser que todo el dispositivo se haya montado a mayor gloria de José Luis Torres Vitolas, que sí que lo es. O sea, peruano. Pero echo de menos a Santiago Roncagliolo (Lima, 1975), a quien le debo la felicidad de haber leído Memorias de una dama (Anagrama, 2009), una novela llena de humor e inteligencia. O podría venir un chorizo peruano, tipo Julián Muñoz, que es la mejor publicidad en un país de marujos y pedorras (desde la universidad ya nos encargaríamos de contextualizarlo en un marco de chacina sociocultural). Mientras tanto, voy a hacer tres nombramientos de peruanidades de honor. El primero, para Carmen Moreno Pérez (Cádiz, 1975), por su magnífico libro de poemas Como el agua a tu cuerpo (Vitruvio, 2009). El segundo, para PHERSU, el grupo de teatro clásico de la UCA, que ha llevado a escena "Las avispas", de Aristófanes. Y el tercero para mis amigas y amigos libreros. ¡Y que viva Perú!

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