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Análisis

José A. Hidalgo / Cádiz / Juan / Antonio / Fierro / Historiador

El Qadis musulmán : una ciudad cada vez más conocida

Los cambios en el proyecto, el descubrimiento de que el edificio estaba en peor estado de lo inicialmente pensado y el retraso acumulado en las obras ha provocado que el geriátrico que el Obispado proyecta en el antiguo hospital de San Juan de Dios haya duplicado su coste inicial hasta rondar ya los 9 millones de euros.

A esta elevada cantidad se le unen los 800.000 euros que han costado las prospecciones arqueológica realizadas en el inmueble, de 6.000 metros cuadrados de superficie.

Todo ello ha sido financiado, a base de créditos, por el Obispado de Cádiz, una institución que no está sobrada de dinero.

En los últimos años, la Diócesis gaditana ha apostado por una política de recuperar su rico patrimonio histórico en beneficie del conjunto de la sociedad. Numerosos templos están ya en rehabilitados o han concluido sus obras gracias a acuerdos con las distintas administraciones públicas o entidades privadas; junto a ello, se ha reforzado la labor asistencial de la Iglesia, con una clara apuesta por la apertura de centros de carácter asistencial o de formación para diversos colectivos.

Todo ello se ha realizado aportando fondos propios pero también con financiación externas. La operación ahora iniciada en el hospital de San Juan de Dios, de gran calado social en una ciudad con un importante déficit de plazas para la tercera edad, se asume inicialmente con recursos de la propia Iglesia que ha visto como el enorme gasto realizado en los trabajos arqueológicos ha desbaratado las previsiones económicas.

Con el fin de poner en valor lo hasta ahora encontrado se está negociando con al delegación Provincial de Cultura un acuerdo para la puesta en valor de estos hallazgos.

Vista la importancia de los mismos y vista la importancia que para el futuro de la ciudad debe tener todo lo relacionado con su historia, el afianzamiento de este proyecto necesitaría del apoyo de otras instituciones públicas y privadas y así garantizar su mejor ejecución.

Los retrasos que en las obras se han ido acumulado, hasta el punto de que éstas debían de haber estado terminadas el pasado 8 de diciembre, han afectado también a la plantilla del antiguo hospital afectada por un ERE.

Este expediente concluyó el pasado 31 de diciembre. El Obispado de Cádiz negoció con la Delegación de Empleo para ampliarlo hasta final de este año, abonando el obispado la diferencia de lo que los trabajadores dejarían de ingresar.

La ampliación del ERE permitirá a su vez reforzar los cursos de formación que estos trabajadores han ido realizando en los últimos meses y que se han centrado en temas de cuidados de mayores. Los nuevos cursos redundarán en estas prácticas aunque con un carácter más especializado.

"Para el Obispado, la situación de estos trabajadores y de sus familias ha sido lo que más nos ha preocupado en los últimos meses", se afirma desde la Iglesia.

En todo caso, y pese al esfuerzo económico, se mantiene el objetivo de potenciar el valor cultural y social del patrimonio religioso.

La etapa medieval de la ciudad de Cádiz se sitúa eclipsada por dos momentos de esplendor: la Antigüedad romana y la Edad Moderna. Situación que llevó a algún investigador a afirmar que Fernando III primero en el 1249 y luego Alfonso X en el 1264 recibió de los musulmanes una "villa de pescadores". Pero está siendo la arqueología la que cada vez nos está aportando mayor número de noticias, frente a la falta de documentación escrita lo que está dando una visión más acertada de la importancia del Qadis musulmán. En cierta forma este fue el objetivo de la reciente exposición en el Museo de Cádiz titulada "Yazirat Qadis" o el "Cádiz islámico", cuyo comisario fue Francisco Cavilla.

Pero la gran novedad en este ámbito, podemos considerarla que ha venido marcada por la identificación de restos medievales dentro de las obras que se vienen realizando en el Hospital de San Juan de Dios. Los arqueólogos han podido constatar que la Cerca medieval hace de medianera con el Ayuntamiento, apoyándose en ella la crujía posterior del edificio. Esta zona en el grabado de Cádiz en 1513 es de difícil interpretación y no se recoge en el plano de 1594, de ahí primeramente la im portancia de conocer el trazado exacto. Dicha muralla presenta unas características impensables con una anchura en su base de más de metro y medio, conservándose una extensión de aproximadamente 80 metros y una altura de 15 metros. Se han identificado dos torreones, más un tercero esquinero, conservando alguno de ellos incluso su almenado en forma de punta de diamante. Ésta se levanta sobre un basamento de grandes sillares que de origen romano, y que se está tratando de valorar cual fue su primitiva función.

El momento de su construcción es muy anterior a la toma de la ciudad por los cristianos, ya que nos remite a los siglos XI-XII, apuntando todos los indicios a su origen almorávide (1086). La edificaciones adosadas a dicha muralla, han permitido la recuperación de un abundante material cerámico de la época almohade (1145-1249) de varias cajas en fase de estudio. Pero sobre todo se ha recuperado el concepto de la existencia de un núcleo musulmán habitado con un cierta importancia que sufrió repetidos ataques y razzias cristianas, desechando la idea de "aldea de pescadores".

Una tipología de murallas de estas características denota una organización defensiva, un caserío, una organización civil, política y religiosa, así como otros muchos aspectos en los que están inmersos los arqueólogos, cuyos estudios y memorias finales nos acercarán a ese Cádiz medieval e islámico que nos resulta tan sugerente. Estamos pues de enhorabuena los gaditanos con esta nueva pieza arqueológica, la que en el contexto de nuestra histórica podemos decir es "única".

Además el Hospital conserva otras piezas de interés correspondiente a momentos históricos posteriores, así la pequeña capilla rococó con decoración de azulejos, la sacristía de la misma con azulejos holandeses de Delf ( piezas de este tipo se encontraba en algunos huecos de la escalera), la Sala de Columnas del siglo XVII o la superior de comienzos del XX donde una hilera de pequeñas columnitas de hierro fundido sostienen el techo.

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