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El Palillero

José Joaquín / león

La ciudad universitaria

E N Cádiz siempre ha existido una evidente vocación universitaria. Cuando en 1979 se creó la Universidad oficialmente, se esperaba que fuera el comienzo de un tiempo nuevo para la ciudad. Es verdad que ya existían centros universitarios con mucho arraigo, empezando por la Facultad de Medicina, que tuvo sus orígenes en el siglo XVIII, y siguiendo por otros como Magisterio, Peritos Industriales, Náutica o Mercantil.

En los comienzos de la UCA, el Ayuntamiento cedió espacios como los cuarteles recuperados del Parque, en los que sigue la Facultad de Filosofía y Letras. Carlos Díaz fue un decidido partidario de potenciar la ciudad universitaria en el casco antiguo de la capital. Por eso, la creación del campus del Río San Pedro, en Puerto Real, se vivió como algo traumático para Cádiz, que perdió una parte del pastel universitario.

Como ha pasado con otras actividades en esta provincia, la UCA dispersó las facultades para contentar a todos. Faltó autoridad para establecer un campus central en la capital, donde había edificios suficientes y se podían hacer las obras necesarias. Es curioso que ahora, con el nuevo puente, el campus de Puerto Real se ha quedado más próximo a las facultades de Cádiz.

Entre lo perdido, con el transcurrir de los años, está el Colegio Mayor Beato Diego. Se inauguró en 1954, sobre todo para alojar a estudiantes de Medicina. En la primera promoción había 93 de Medicina, 6 de Náutica y uno de Mercantil. Entre los residentes, 22 procedían de Canarias y había 12 extranjeros (la mayoría iberoamericanos). Al construirse junto al Parque Genovés, estaba situado en la zona universitaria. Es una ubicación muy adecuada para acoger estudiantes. Sin embargo, fue cerrado en 2002. Desde entonces, a pesar de los intentos de apertura, es un espacio fantasma.

Ahora la UCA anuncia que volverá a abrir para el curso 2018-2019, una vez que se rehabilite. Ya ha salido a licitación el proyecto de obras. Con el tiempo, los colegios mayores han dejado de ser lo que eran. Los estudiantes prefieren los pisos, donde viven a sus anchas y se comportan como quieren. No obstante, los colegios mayores siguen cumpliendo una función en la Universidad. Por experiencia propia, me consta que aportan una formación universitaria añadida, más difícil de adquirir en un pisito alquilado con dos o tres amistades.

Cádiz debería recuperar más presencia cultural con el Colegio Mayor Beato Diego, sin olvidar aquel antiguo anhelo de ser la verdadera ciudad universitaria de la Bahía.

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