Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Puente de Ureña

rafael Duarte

Tertulia en las Montañas

La tertulia de Las Montañas, sí, la de las siete de la mañana con café, se ha confirmado y fortalecido. La gente tira de memoria, ese bolsillo intenso del cerebro donde guardas tu vida, y salen cosas muy interesantes. De momento nombres de huertas que existieron en otro lugar, o el antiguo campo del Gayro que no se corresponde totalmente con la ubicación del Gómez Castro, edificado en la huerta Belizón, mientras que el otro se ubicaba en la Huerta Negrón. Eugenio Gómez que ha crecido allí por los Caserones, habla de esto con José Acosta, familiar de salineros, que nació detrás del cuartel de la Guardia Civil de Gallineras. Y canto a la memoria, esa casquivana que borra, mueve, recrea y da colores y olor a tantos ecos de mi Isla.

El matacán de turno, que es metáfora mía para definir coñazos adláteres y escritores sin clarificar, en su acepción cuarta del Drae: "Piedra grande de ripio", me pregunta que por qué esa hora. Por culpa de vosotros, precisamente.

Entonces hablo de la Marea Escorada de Luis Berenguer, novela no superada por nadie todavía, en ese intento de fusionar la poesía con la prosa. Cuando Berenguer muere, es Capitán de Corbeta del ramo de Ingenieros, destinado en nuestro Arsenal de La Carraca. Y también es rescatador de personajes y palabras y situaciones. En Marea Escorada, ese ritmo versal: "Agua bajo los palmejares, a lo lejos humea la fábrica de Paquiqui, cociendo caballa, la curva del caño hasta el Puente Zuazo, puente viejo. Como al caño lo hizo Dios".

Y es que Berenguer lo investigaba todo. Tenía sed de ser. Comía las palabras como venían del pueblo, dentro de cada estatus o profesión, luego leía y estudiaba, no como tantos y tantas. La laja del Corral, las anegadas, la arihuela, el rietiete, la piedra de los marrajos, la del muerto…Marcas sólo conocidas por los profesionales de la pesca, y palabras de sus vocabularios, lubricán, istrán, truel, palmejares, reverión, enjudia, aplacerar…Cojan el diccionario y comprueben cuántas no vienen…Y esa literatura barroca y bien estructurada tenía lectores y premios importantes de verdad, no como ahora.

Cuando la mañana despinta los azules internos de la noche. Cuando el cielo se pone de rendija, en la cafetería de La Montaña hay otra Isla con recuerdos ingentes. Igual que se pierden vidas se pierden palabras. Las vidas traen esquelas en los periódicos. Las palabras se pierden en silencio. Quedan en textos que no interesan. En tertulias sin fondo, de solapa de libro y poco más.

Ay, triste que vengo/ benda ti istrán plegrín/ Bivirá tanto mi vida/…Muchas están en Juan del Encina… ¿Quién salvará a las palabras?

José Acosta, Eugenio Gómez, Beni Rodríguez, David Orce,…tantos que las traen como cangrejos en la bajamar cuando lucen las rocas… Rescatadas y puras. Como nuevas.

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