APOYAR algo o a alguien, lo que sea, o a quien sea, con la nariz tapada, es lo peor que puede hacer un político, porque si lo hace es que sabe que eso, lo que sea o quien sea, tiene un hedor insoportable. Votar al próximo presidente del Gobierno "con la nariz tapada", e invitar a otras fuerzas a hacer lo mismo con la abstención, como ha sugerido Ciudadanos al PSOE, es lo más desalentador que se le puede decir a un país. Sería digno de analizar qué ha querido decir esa fuerza que se presentaba como renovadora. ¿Que la materia o persona a apoyar está corrompida, que ha llegado a la putrefacción? ¿No sería mejor tirar a la basura lo que huele mal? Es lo que se hace en todos los hogares civilizados. Si en una casa alguien conserva los desperdicios más tiempo de lo aconsejable sólo se pueden decir tres cosas: o es un guarro redomado, o tiene un vertedero o simplemente no vive en esa casa.

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