Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

¡Oh, Fabio!

Luis / Sánchez-Moliní

Volverás a nación

HACE algunos años se puso de moda hablar en determinados cenáculos de un retorno a la Edad Media. Según esta teoría, el final de la Pax Americana o el regreso de la inseguridad eran algunos de los síntomas que nos mostraban que estábamos entrando en una época de características similares a la que se desarrolló entre Roma y el Renacimiento. También se preveía la muerte del Estado-nación por la acción de dos agentes corrosivos: las grandes estructuras supraestatales y las pequeñas regiones con aspiraciones de autogobierno. Si durante el Medioevo Europa había sido un infinito puzzle de pequeños reinos, principados, ciudades, ducados y obispados unificados simbólicamente por grandes entidades como el Sacro Imperio o el Papado, ahora el Viejo Continente evolucionaría hacia un conjunto de reducidas comunidades políticas agrupadas bajo el armiño neoimperial de la Unión Europea. La teoría, obviamente, causó furor entre los nacionalistas vascos y catalanes.

Sin embargo, los hechos no han transcurrido como preveían estos teóricos y asistimos en la actualidad a un verdadero regreso al Estado-nación, la única entidad capaz de garantizar algo de bienestar y seguridad a unos ciudadanos atemorizados ante las incógnitas del mundo global. Con la ONU prácticamente desaparecida, la UE en crisis y el futuro de la OTAN dependiendo de quién gane las presidenciales en EEUU, las naciones-estado, con sus fatuas capitales y sus mitologías, aparecen como el único valor seguro y democrático.

En España, sin embargo, asistimos a un intento de voladura de nuestro estado-nación. La independencia de Cataluña votada el miércoles en el Parlament no supondría solamente una grieta en el orgullo patrio hispano, sino sobre todo una seria amenaza a cuestiones tan pragmáticas como las pensiones, el sistema financiero o la lucha antiterrorista. Sencillamente, la secesión es inviable y el Estado tiene la obligación de frenarla con las herramientas legales que tiene al alcance, incluidas las policiales si fuera necesario. Lo contrario sería sentarnos a esperar el desastre.

PD: Por uno de esos lapsus que siempre acechan en la vida de un plumilla, en la columna del pasado martes cometimos un error: Calvo Sotelo no fue líder de la CEDA, como se afirmó, sino de la también derechista Renovación Española. Sirvan estas líneas como fe de erratas y propósito de enmienda. Buen agosto.

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