Por si acaso

pablo / gutiérrez-alviz

De culo

LOS primeros días de vacaciones en las playas y en las piscinas de nuestro entorno tienen como sorprendente elemento común la visión de culos a discreción. De todas las hechuras y tamaños. Al principio llaman bastante la atención, pero luego uno se acostumbra, y solo sirven para identificar a algunas personas de gloriosos panderos.

-Mira, ahí va la vecina del quinto.

-¡Hijo, qué buena memoria tienes. La reconoces hasta por la espalda!

Los veraneantes de culo inquieto o se refugian en los chiringuitos bebiendo hasta el culo del vaso o prefieren irse de viaje al culo del mundo. Hay que comprender que en las playas hay muchos niños (y mayores) dando por... saco.

Carmena para salvar sus posaderas de alcaldesa progresista, ha establecido unos días sin bañador en algunas piscinas municipales de Madrid. En esta línea, un café de la capital va a celebrar el Nalga Fest: una fiesta en la que entra gratis quien vaya con el culo al aire. Parece una gran cita del orgullo gay, lo que agradará sobremanera a la regidora matritense.

En unas semanas habrá una macro exhibición de cachas (pero de ambos sexos) en Río de Janeiro, donde son grandes expertos en la materia. Y no será con la elección de los mejores glúteos playeros de Ipanema (morenos y redondos), sino con motivo de los Juegos Olímpicos en los que abundan de todos los colores y de la mejores características.

Ahora la observación y estudio del trasero se llama rumpología. La máxima especialista es la madre de Silvester Stallone (sí, la de Rambo) que a sus 94 años mantiene que el examen completo de las asentaderas (aspecto, volumen, perfil...) puede revelar el carácter de cualquier ser humano. Asegura que cada nalga representa un hemisferio del cerebro y, en concreto, que la derecha predice el futuro, y que la izquierda desvela el pasado. Y la forma del pompis anticipa la personalidad: si se asemeja a una pera, eres inteligente; si tira a manzana y redondo, resultas dinámico y optimista; pero si está escurrido, representas la negatividad. Esta anciana, que cobra 600 dólares por el diagnóstico integral del pandero, demuestra que ella y sus clientes son tontos del culo. Como diría Cela, confunden el culo con las témporas.

En definitiva, mucha paciencia para los que tengan que trabajar. Y para los demás, que las vacaciones, al menos, no nos vayan de culo. Con este "artí-culo" me despido hasta mitad de septiembre.

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