EL pueblo ha hablado en las urnas para facilitar que se pongan de acuerdo y que nadie se equivoque. El PP ha ganado las elecciones con el resultado que Rajoy buscaba, pero no pudo conseguir hace seis meses. Una parte de los votantes que entonces emigraron a Ciudadanos han vuelto al PP, al comprobar que el partido de Albert Rivera se mantenía más cerca del PSOE que de los populares. Por otra parte, la abstención se ha trasladado a la izquierda. ¿Por qué? Porque Pedro Sánchez no ha sido capaz de movilizarla y ha vuelto a fracasar. Por mucho que jugara a ser presidente, sin tener los votos necesarios, ha conseguido (dos veces consecutivas) los peores resultados en toda la historia democrática reciente del PSOE.

Aún así, el gran fracasado de estas elecciones ha sido Pablo Iglesias. El sorpasso se lo ha comido con papas. La unión con Izquierda Unida era una decisión inteligente, que le podía beneficiar en los repartos de escaños. Pero no contaba con que se le ha visto el plumero de su doble juego demagógico. Ya son muchos quienes lo tienen calado. La nueva política empieza a envejecer. Un sector de los votantes de izquierda que le apoyaban se abstuvo. Es lo que suele ocurrir cuando prefieren que gane el centro derecha, pero sin votarlo.

El otro gran tocado en estas elecciones ha sido Ciudadanos, por culpa de Albert Rivera. Cometió errores de principiante, como pedir la dimisión de Rajoy por adelantado sin esperar a los resultados. Un poco de paciencia le hubiera venido bien. Ciudadanos es un partido acordeón, con riesgo de inflarse y desinflarse. Ahora, si no quiere rematarlo a límites residuales, sólo le queda la alternativa de apoyar un Gobierno del PP, sin Rajoy o con Rajoy, que eso ya se verá.

Estas elecciones han servido para demostrar que los españoles también tienen sus líneas rojas. Y que una vez les pueden dar coba, pero dos veces tan seguidas era más difícil. El Brexit les abrió los ojos a muchos: estamos en Europa, no en Venezuela.

Por cierto, fue una vergüenza el resultado que adelantaron los sondeos de las televisiones en la noche de ayer. Para hacer el ridículo, con unos resultados tan alejados de la realidad, es mejor esperar al recuento, sin confundir a la gente.

Y un apunte final: en Cádiz se ha apreciado el primer síntoma de desgaste del alcalde Kichi. No ganó Podemos, pese a unirse con IU. Ganó el PP con Teófila Martínez y mejoró el PSOE, aunque sigue tercero. Fue una mala noche para los que venden burros aprovechándose de encuestas equivocadas.